Capítulo 54

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Capítulo 54

* * * P.V.G * * *

En cuanto salgo del bar saco el paquete de tabaco y enciendo un cigarro, guardándolo rápido para meter las manos en los bolsillos unos instantes, mientras pienso en todo lo que Ken me acaba de decir.

No sé si ilusionarme con que Serizawa vaya a dejar de tenerme tanto asco y se una a mí, aunque he de admitir que desde la conversación de ayer con él, un halo de esperanza ha surgido, haciéndome pensar que todo esto podría acabar bien, quizás incluso mejor de lo que pensé.

Pronto aquel recuerdo me lleva a la escena que vimos ambos entre su hermana y Taiga, y aprieto los puños al instante cuando empiezo a sentir esa mierda de remordimiento y rabia en mi interior.

Aunque sea capaz de seguir con mi vida como si nada hubiera pasado entre Airi y yo, cada vez que algo me recuerda a ella no puedo sacarla de mi cabeza, y cuando la tengo delante no importa lo mucho que intente tratar de convencerme de que me da igual; no puedo escapar de la certeza que me demuestra mi cuerpo de que me gusta.

Doy una profundo calada y dejo de pensar en todo eso, recordándome que tengo cosas más importantes en que pensar, como por ejemplo en planear cuándo y cómo voy a ir a por Housen.

Sé que yo solo, o junto con los pocos que me siguen, no podremos vencerlos ni de coña. Aún así estoy dispuesto a hacerlo para saldar mi deuda por haberla cagado rompiendo la tregua.

Le sigo dando vueltas al tema de la responsabilidad y a los consejos de Ken mientras avanzo hacia la estación, pasando rápidamente por la zona donde vive Airi y adentrándome en las oscuras y vacías calles que rodean aquella manzana, antes de llegar a las avenidas y plazas circundantes por donde se encuentra la estación de tren más cercana.

Mientras camino por una de aquellas callejuelas, escucho casi al llegar al final unas voces cercanas alzarse en un enorme caos de gritos y golpes. Me dispongo a ignorar la pelea, pero entonces escucho una voz que me resulta muy familiar y me hace cambiar de opinión. Es Airi.

-¡He dicho que no, suéltame!

-¡Si no nos ayudas, buscaremos otra manera! ¡Quítaselo!

Cuando entro en el nuevo callejón, veo que hay tres tíos de Suzuran peleándose con Airi, quien acaba de darle un puñetazo a uno, pero recibe un empujón de otro y cae al suelo.

Antes de que los otros dos que están bien puedan tocarla de nuevo, me acerco con velocidad y cabreo, empezando a repartir golpes.

Airi se levanta deprisa del suelo y se acerca hasta mí, agarrándome de la chaqueta mientras me dice que me detenga, casi gritando.

Logra que me pare y me quede quieto contemplando a los tíos sangrar en el suelo, levantándose entre quejidos mientras me miran cuando alzo la voz con tono amenazador.

-Largaos antes de que me arrepienta. Y no se os ocurra volver por aquí.

Los tíos, que creo recordar son de primero, no replican y se dan el piro con toda la rapidez que pueden. Es entonces cuando siento que Airi me suelta despacio y recupera su bolso del suelo.

-Gracias. –Susurra parada en el mismo lugar mientras yo me echo el pelo hacia atrás, girándome para mirarla.

-¿Por qué te estaban atacando esos?

-Querían ir a por Narumi a traición, y pensaban quitarme el teléfono para pillarlo solo y darle una paliza.

Me callo durante unos segundos, desviando los ojos de su rostro aún compungido, concentrándome por mantenerme indiferente.

-¿Estás bien?

-Sí –agrega con una leve sonrisa-, gracias otra vez. Esos chicos eran de Suzuran, ¿verdad?

-Sí, creo que son de primero. Son unos imbéciles. Esa idea de mierda habrá salido de sus cabezas huecas.

-Sí, eso creo también... ¿Podrías no comentar esto? –dice tras dudar unos instantes-. No me gustaría que Tamao se enterara, ya sabes cómo es... Bastante movida tenéis ya montada con Housen.

Si ella supiera cómo están las cosas en Suzuran... pero me limito a asentir mirándola, haciendo que dibuje una tímida sonrisa y me dé las gracias de nuevo.

Cuando me dispongo a despedirme, Airi vuelve a hablar con un tono lleno de duda, haciendo que me detenga y vuelva a centrarme en sus ojos.

-Sé que no es asunto mío, pero... ¿Qué hacías el otro día con mi hermano hablando de esa forma? ¿No se supone que no os aguantáis?

Me tomo un momento para decidir qué hacer, y al final decido contarle toda la historia, a pesar de que no sé muy bien porqué lo estoy haciendo.

-Me lo encontré después de irme del bar, yendo para tu casa. Resulta que unos tíos de Housen lo habían seguido y trataron de ponerse chulos con nosotros, así que acabamos peleando los don contra ellos y al final acabamos hablando de asuntos de Suzuran.

-Ya veo. ¿Tamao aún no te acepta como líder? –Pregunta despacio, haciendo que instantáneamente ponga mi mejor cara de poker.

-Eso a ti no te importa, qué más da.

Me dispongo a continuar mi camino, pero ella alza la voz con energía y me obliga a parar.

-A mí nada, pero a ti desde luego que sí. No vas a poder vencer sin su ayuda, deberías dejar de ser tan orgulloso, o terminarás cayendo como todos.

-Parece que entiendes mucho del tema –agrego con ironía, mirándola seriamente-. Igual deberías ir a contárselo también a otros, y aplicarte el cuento. Adiós.

Tras mi lacónica despedida comienzo a andar, sintiéndome enfadado después de escucharla juzgar sin saber de qué va el tema. Mientras sigo alejándome ignoro su voz, pidiéndome explicaciones ante aquel comentario. Parece que le ha molestado.

-¡Genji! –Grita para hacer que me pare, corriendo hasta alcanzarme y ponerse delante. –Lo siento, no debería opinar sobre esto sin saber. Sólo quiero ayudarte, y a Tamao. Quiero que estéis bien entre vosotros, en parte me siento culpable del odio que te tiene.

Su rostro me muestra que está siendo sincera y a aparcado el mal rollo de hace un momento. La forma en que me mira hace que sienta algo moviéndose en mi interior, que se agarra en mi pecho y lo presiona.

-Lo que pasó entre nosotros no tiene repercusión en Suzuran ni en tu hermano. Estoy aprendiendo a asumir mi responsabilidad y él lo está viendo. De eso hablábamos en la escalera ayer; de que debemos unirnos y comportarnos como lo que somos.

-Me alegra oír eso, ojalá tengas suerte. –Comenta con una sonrisa.

-Gracias. –Susurro apartando la mirada, sintiendo que busca algo en el bolso y se acerca a mí.

-Tienes sangre en la herida de la ceja. ¿Te lo hicieron ayer? –Pregunta mientras me limpia con un pañuelo con cuidado, y la sensación vuelve a dificultarme respirar.

Asiento para responderla, sin mirar sus ojos hasta que se separa un poco y me informa de que ya está, y me lo desinfecte en mi casa.

Cuando bajo la vista y miro sus ojos, sintiendo casi su respiración en mí ante la escasa distancia que nos separa, siento unas ganas enormes de besarla, a la vez que recuerdo aquel día en mi casa, en mi cuarto...

-Tengo que irme.

Airi no tiene tiempo casi de responder cuando me alejo rápidamente, bloqueando mis pensamientos con toda mi fuerza.

I wanna changeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora