Capítulo 56

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Capítulo 56

* * * P.V.A * * *

Joder, ya son las once y media de la noche. Para colmo hace un frío horrible en la calle.

Uno de los fallos que tiene mi trabajo es el cambio de horarios, cuando los turnos rotan, es así como me veo entonces llegando a mi barrio a estas horas, un martes por la noche, teniendo clase a las 9 el día siguiente en la otra punta de la ciudad.

Mientras voy caminando rápido, apretando con una mano la bandolera para que no me golpeé todo el rato, veo de lejos la calle del bar, y aun grupo pequeño de personas hablando en la puerta de forma animada. Qué envidia me dan, y yo a dormir como los abuelos a mi solitario cuchitril. A veces echo de menos tener más compañía.

Me resigno con un profundo suspiro mientras continúo avanzando, observando unos instantes después aparecer por la esquina de la calle que conecta con la que estoy transitando, a alguien que creo que es Genji.

Con contemplarlo unos breves segundos me aseguro de que es él, y descubro que camina de forma extraña, con pesadez y dificultad.

-¿Genji? –Alzo la voz tras detenerme, haciendo que él se gire despacio.

Oh, Dios. Es lo primero que pienso al verle la cara y entender que viene de una pelea. Tiene un ojo hinchado y medio cerrado, sangre en la nariz, y un corte que también sangra cerca de la ceja izquierda. Joder.

-¿Estás bien? ¿Dónde vas? –Pregunto con una mezcla de asombro y preocupación al llegar hasta él, observando que saca con dificultad su tabaco. Mi incredulidad aumenta al escuchar el tono indiferente de su voz.

-Estoy bien. Voy a beber.

-¿Qué? –espeto sin dar crédito, mirándolo mientras exhala el humo de su cigarro– ¿Cómo vas a meterte al bar a beber yendo como vas? Estas sangrando, acompáñame para que te cure, anda.

-Déjame en paz, Airi.

Antes de que consiga alejarse un paso, lo agarro de la chaqueta de su chándal oscuro y hablo de forma tajante.

-Deja de hacer el idiota. Emborrachándote no vas a conseguir nada bueno, Genji. Pero si aún así quieres optar por el camino fácil, haz lo que quieras, pero después de que alguien te vea esas heridas. Conozco una clínica dónde...

-Iré contigo a tu casa. Nada de hospitales.

Sin decir nada, ambos nos ponemos en marcha hacia el piso dejando que el silencio incómodo se haga protagonista mientras caminamos el uno al lado del otro. Los dos evitamos mirarnos para no aumentar la incomodidad, pero lo cierto es que de soslayo lo observo fumar con parsimonia, a la vez que pienso en qué le habrá pasado.

Aún sin decir palabra alguna entramos en mi casa, y rápidamente le digo que se siente mientras voy a buscar lo necesario para curarlo. Cuando entro en el baño me invade un gran alivio al deshacerme por un instante de tanta tensión, y trato de recomponerme antes de salir hacia el salón con el antiséptico, gasas, y los famosos puntos de sutura de andar por casa.

Cuando llego a la sala y veo a Genji allí sentado junto a la mesa con la mirada perdida, me tiemblan las piernas.

Inspiro y aprieto el bote de antiséptico para relajarme, obligándome a dejar de pensar en cuánto me gusta, para acercarme hasta él y depositar las cosas sorbe la mesa.

-Ya sabes que esto va a doler –digo rompiendo el silencio, una vez arrodillada frente a él, empezando a limpiar la herida de su frente-. Te han dejado fatal... ¿Has peleado con los de Housen?

-Sí.

Guardo un instante de silencio tras su seco murmullo, centrándome en mirar la herida y no sus ojos, hasta que vuelvo a tomar la palabra con fingida templanza.

I wanna changeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora