● 05: Vergüenza ●

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El primer movimiento era muy fácil, dar un paso adelante con una pierna mientras se estira el brazo que está del mismo lado del cuerpo formando un puño con la mano y ubicándolo en la zona media. O al menos así lo hacía ver Enzo, que le había explicado paso por paso a Julián, aunque este no había prestado atención en nada de lo que le dijo. Tanto se concentró en enseñarle que había olvidado la mancha que su hermanita le hizo a su dobok, una mancha por la que se había preocupado toda la tarde ahora no era importante, era como si ese accidente nunca hubiese sucedido.

Julián se perdió observando, la tez morena del joven que resplandecía con un saludable tono bronceado. Sus ojos oscuros, profundos como la noche, parecían brillar con determinación y sabiduría a medida que se centraban en la tarea de enseñar. La mirada de este chico, intensa y penetrante, dejaba claro que se tomaba en serio su papel de mentor.

Mientras se acercaba a Julián para explicar la técnica, Enzo irradiaba confianza y experiencia. Su cuerpo bien definido demostraba años de dedicación al taekwondo, y su postura transmitía una sensación de firmeza y seguridad en sí mismo. Cada movimiento que hacía era preciso y elegante, como si el taekwondo estuviera impreso en su esencia.

—Y ese "tss" que hago es fundamental para controlar la respiración, pero Pablo te lo puede explicar mejor a eso —le dijo con seguridad.

—Bien —le respondió Julián mientras imitaba torpemente los movimientos de su mentor.

A Enzo le daba un poco de ternura, lo había encontrado muy simpático y amable, pensó que muy probablemente podrían ser amigos. Y así siguió la clase, cuando Pablo se desocupo con los otros chicos volvió con Julián para seguir enseñándole más cosas.

El ambiente estaba bastante agitado dentro del dojo, normalmente para esa época todos se preparaban para su examen de graduación. Por eso a Enzo le pareció extraño que ingrese alguien nuevo como Julián, porque para obtener grados como el de cinturón blanco punta amarilla, que era el primero de todos, se requerían al menos 2 o 3 meses de entrenamiento según la Asociación de Taekwondo Argentina.

Al terminar su turno el cielo estaba por comenzar a lanzar sus primeras gotas, todos se habían ido salvo él que le gustaba ayudar a ordenar todo para que su maestro pudiera comenzar con el turno de los adultos cómodamente. Se despidió de Pablo y al salir del dojo pudo ver como alguien estaba sentado en pequeño cantero del negocio de al lado, cubriéndose de la llovizna bajo el techado exterior.

El pelo castaño claro de Julián, ligeramente desordenado por la llovizna, enmarcaba un rostro suave con unos granitos apenas visibles en las mejillas. Julián tenía una presencia que irradiaba amabilidad y calidez, lo que hizo que Enzo se sintiera instantáneamente a gusto al verlo.

Se acercó lentamente hacía a él haciéndose el distraído, a Enzo nunca le costó socializar pero al dirigirse a Julián se había puesto muy nervioso aunque no sabía el por qué.

—Hola —le dijo haciendo que el castaño deje de observar el cielo.

—Ey hola —le respondió con una amplia sonrisa —¿te querés sentar? -le dijo mientras señalaba el lugar a su lado en el pequeño cantero.

Enzo aceptó la invitación tímidamente y se acomodó junto a Julián. Ambos observaron la llovizna que caía suavemente, creando un ambiente tranquilo y reflexivo.

—La lluvia es hermosa, ¿no? —dijo Julián para romper el hielo.

—No sé, no me gusta tanto —era eso o decir que la odiaba totalmente, prefería los días soleados siempre.

—¿Por qué?

—No sé, odio que me moje el pelo.

Julián comenzó a reírse —pero esa es la mejor parte de la lluvia.

Verano del '06 | ( cutilicha )/( julienzo )/( rodrilean )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora