● 49: Miedos ●

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La habitación de Lisandro se había convertido en un refugio para ambos, pero especialmente para Cristian. Entre esas cuatro paredes, podían ser auténticos, y Cristian podía expresar todo el cariño que sentía por Lisandro sin guardarse nada.

Después de una agitada mañana de trabajo en el supermercado, donde el objetivo era dejar todo en orden antes de las vacaciones, relajarse juntos y echarse una siesta era el plan perfecto.

Lisandro había aprovechado el fin de semana para ir de compras al centro y había regresado cargado de ropa nueva. Estaba mostrándole a Cristian todas las prendas que había adquirido, buscando su opinión, aunque para Cristian cualquier cosa que se pusiera le quedaba perfecta.

—¿Qué decís? ¿Esta fachera? — le preguntaba mientras le mostraba una malla nueva para meterse al mar.

Un rubor tibio se extendió por las mejillas de Cristian mientras desviaba la mirada. No podía evitar admirar el físico de Lisandro, su piel canela y esa sonrisa irresistible. Sin embargo, en lugar de responder de inmediato, Cristian echó un vistazo alrededor de la habitación y anheló estar en otro lugar, quizás dar un paseo o hacer algo diferente.

Estaba deseoso por salir de viaje de una buena vez por todas. La idea de pasar todas las tardes juntos le encantaba y era adicto a hacer eso. Pero quería dar un paso más, salir a pasear como cualquier pareja normal.

—Está hermosa —respondió Cristian titubeante —¿Y si rompemos la rutina?

La mirada de Lisandro se llenó de intriga.

—¿Querés hacer otra cosa? ¿Cómo que?

—Vamos al cine, ahora.

La propuesta resonaba como un plan al que Lisandro no podía negarse. El cine se sentía como la elección perfecta para una tarde especial juntos. Una vez más, se encontraban en el Cinema Paradiso, caminando por el pasillo rojo mientras Lisandro se detenía en cada cartelera, como solía solía hacer.

Se sumergieron en la oscuridad de esa vieja sala de proyección, donde las luces titilantes delineaban su paso. A pesar de la firme negativa de Lisandro a ver una película de terror, no pudo resistirse ante la insistencia de Cristian y esos ojitos suplicantes.

En la sala había poca gente: algunas parejas, y algún que otro grupito de amigos. Como de costumbre, llevaban una mochila llena de comida, metida de "contrabando". Bolsas con papas sueltas que compraron en un quiosco y unas pequeñas gaseosas.

—¿Te has dado cuenta de que esta es como nuestra primera cita, así oficial? —preguntó Lisandro, con la vista fija en la pantalla.

—Sí, la primera de muchas —respondió Cristian con una sonrisa.

Lisandro parecía nervioso, probablemente por la presencia de otras personas alrededor. No quería que Cristian se sintiera incómodo ni cohibido.

—Quiero recordarte que esta fue idea tuya —comentó Lisandro.

—¿Y qué importa? —respondió Cristian.

—Salir así, me hace pensar que de verdad te importo —añadió Lisandro.

Cristian asintió en silencio, era un paso muy grande para él. La sala se mecía en un manto oscuro que marcaba el inicio de la película. Con su dedo meñique, Cristian comenzó a rozar la mano del castaño hasta que la tomó por completo. Lisandro sintió una paz y una inmensa felicidad. Quizás el gesto no fuera algo grandioso, pero era suficiente para él, para ambos. Terminó descansando su cabeza en el hombro de Cristian.

Verano del '06 | ( cutilicha )/( julienzo )/( rodrilean )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora