"Yo... te juro, de verdad te juro que lo estoy intentando"
Cuando abrió los ojos estaba completamente sudado, tenía el pulso agitado y le dolía la cabeza. Volteó a ver el reloj despertador. "7:14 AM" se dibujaba en las luces led color rojas, un minuto exacto antes de que este suene a las siete y cuarto como lo hacía siempre. Desde que comenzó a trabajar, había desarrollado una extraña habilidad de poder despertarse dos o tres minutos antes que la alarma.
Cuando se dirigió al baño desde el pasillo pudo notar que su padre aún seguía en la cocina. Se miró en el espejo, no se había afeitado desde el lunes, desde ese fatídico lunes. Tenía ojeras y la vista cansada. Una voz lo sacó de su pequeño letargo.
—¡Cristian me voy! —le dijo su padre desde afuera del baño.
—Bueno pa, ¿la mami? —le respondió.
—Durmiendo.
De niño, Cristian quería ser igual a él, era su héroe. Cada vez que alguien le preguntaba sobre que quería ser cuando sea grande, él respondía que policía. Es duro cuando amás tanto a alguien que no podés ver sus defectos, al crecer esta ceguera que formamos cuando somo niños puede desaparecer, tal y como le pasó a él. Su padre siempre se iba tarde al trabajo como si no le importase su trabajo, pero desde que designaron al nuevo Director General de la Policía de La Plata hace dos semanas, se iba antes de que Cristian saliera, como si le hubiesen pegado un tirón de oreja.
Mientras se encontraba bajo la cálida cascada de la ducha, pensaba en una nueva estrategia para entablar una conversación con Lisandro. En los últimos dos días, el castaño había experimentado el desolador vacío de ser ignorado por completo. O, mejor dicho, Lisandro interactuaba con él con escuetos monosílabos, como "Sí", "Ajá" o "No". Pedir disculpas nuevamente por el episodio del lunes estaba completamente descartado; ya lo había intentado, pero la respuesta de Lisandro se había limitado a un indiferente "no hay problema". En su interior, anhelaba que las circunstancias se alinearan a su favor.
—Que hoy me hable él por favor —susurró.
...
Otro día más. Ya se estaba acostumbrando a ignorar a Cristian, esa mañana del jueves no iba a ser la excepción. Por dentro valoraba los intentos del mayor de hablarle, eso cada vez lo ablandaba más y más. Su naturaleza era esa, no entendía porque simplemente no podía odiarlo. Quizás podía, pero no quería hacerlo.
Aún así se ponía incómodo en su presencia, cada vez que se cruzaban por los pasillos del supermercado lo miraba de reojo. Esa mañana en particular Cristian se había afeitado, le gustaba verlo así, se veía muy arreglado, bastante atractivo a decir verdad. Pero cuando caía en cuenta de como lo miraba se retaba a él mismo. "Basta de mirarlo".
Para su desgracia recibió una orden de su tía.
—Licha, Cris está en las bebidas, anda ayudarle a poner esto también. Tené cuidado que está pesado —le dijo mientras dejaba una caja con la palabra "frágil" en el suelo.
"La puta madre". Se dirigió al fondo del Super y lo vio, arrodillado reponiendo varias bebidas en un estante.
—Hola Cristian —le dijo tímidamente.
—Eh ¿todo bien? —le dijo mientras volteaba a verlo. No lo reflejó en su rostro pero un torbellino de alegría se movía en su interior, no podía creer que Lisandro le este dirigiendo la palabra. Cuando vio la caja que llevaba en brazos se puso de pie —te ayudo.
—No, no te preocu... —antes de que termine de responder, el mayor tomo la pesada caja y la colocó en el suelo.
—Más alcohol —dijo Cristian cuando la abrió.
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Verano del '06 | ( cutilicha )/( julienzo )/( rodrilean )
FanfictionTres amigos que terminan el secundario: Lisandro, Enzo y Leandro, deben enfrentar los dilemas que se presentan en ese momento crucial en el que el mundo adulto se va acercando y hay que tomar decisiones. Transitando su último verano como adolescente...