Los tres jóvenes se encontraban sentados uno al lado del otro en la oficina de la directora. Esta última escudriñaba los archivos en su computadora en busca de las copias digitales de los expedientes de los chicos.
—Chicos voy a ir pedirle los legajos a Elena, no encuentro las copias digitales. —dijo para luego levantarse de su silla y salir de la dirección.
El joven Leandro de cabello teñido con reflejos grises, estaba sentado a la izquierda en el primer asiento cerca de la puerta, observó a la directora salir con el rabillo del ojo. En su brazo izquierdo llevaba un reloj que parecía bastante caro, al que sus ojos grises con tonalidades verdes no podían quitarle la mirada de encima. Las manecillas marcaban que faltaban diez minutos para el mediodía, y la impaciencia comenzaba a apoderarse de él.
Enzo, en el asiento central, aparentaba estar tranquilo en contraste con sus amigos. Ninguna gota de sudor por nerviosidad perlaba su piel morena. Jugaba con la tela de su remera, que siempre le quedaba un par de talles más grande debido a los uniformes heredados de sus hermanos mayores. Su mano derecha, por otro lado, se aferraba a su cabellera azabache como una forma de mantener la calma.
Lisandro era el que la peor la estaba pasando. Sentado en el último asiento con la cabeza agacha y los brazos apoyados sobre sus rodillas, sus manos se hundían en el flequillo castaño que bajaba por su frente. Nunca se había metido en un problema tan grande, o al menos nunca lo habían pillado, por eso la situación lo ponía bastante nervioso.
—¿Y si nos expulsan? —dijo Lisandro.
—Que nos van a expulsar, si es la ultima semana de clases -comentó Enzo.
—No sé porque los seguí —Leandro les sonreía de forma burlona.
—Te recuerdo que fue tu idea.
-Basta. —interfirió el castaño —los tres estamos en esto, ¿ok?
Ambos asintieron, Lisandro era siempre el que aportaba serenidad al grupo. En eso, el de en medio se dispuso a abrir su mochila y sacar de ella un cuaderno con la tapa llena de dibujos y frases hechas con corrector, lo abrió en la ultima hoja en la que se encontraba escrita una larga lista, algunos de sus ítems estaban tachados o resaltados.
—Dale Enzo, ¿vas a hacer eso ahora? —preguntó Lisandro mientras lo observaba.
"La Lista" era una serie de retos que los jóvenes se habían propuesto a cumplir antes de que termine el verano próximo. "Robarle unas facturas al viejo de educación física", "Cagarse a piñas con alguien que odies" o simplemente "Tener sexo" eran unas de los tantos objetivos que se habían dispuesto a lograr, pues consideraban que no habían vivido lo suficiente en toda la secundaria, simplemente pasaron desapercibidos, y no iban a permitir eso.
—Wacho tenemos una menos —Enzo tomó la lapicera que estaba dentro del anillado del cuaderno y tacho la entrada que decía "Mandarse una grosa en el colegio".
—Acordate de tachar la de coger —dijo Leandro con una sonrisa maliciosa.
—¿Por que? —preguntó el moreno.
—Y porque ayer en mi casa me los re cogí en el FIFA.
En simultaneo Enzo y Lisandro le lanzaron una piña en el hombro al de ojos claros.
—Ay chupapijas me dolió.
La espera se hacía eterna, una vez que guardo el cuaderno, Enzo se dispuso a pensar, no sabía como ponerlo en palabras pero últimamente las cuestiones existenciales y filosóficas habían inundado su mente. Todo empezó cuando comenzaron a hacer la lista. "¿Tan poco he vivido? ¿Tan poco hice en estos diecisiete años?". La tarde del día anterior luego de volver de la casa de Leandro encontró en la mesa de la cocina la revista TKM de su hermana, abierta de par en par con un titulo que decía "El poder del deseo, Manifestaciones Conscientes". La tomó rápidamente y fue a leerla con atención sobre su cama.
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Verano del '06 | ( cutilicha )/( julienzo )/( rodrilean )
FanfictionTres amigos que terminan el secundario: Lisandro, Enzo y Leandro, deben enfrentar los dilemas que se presentan en ese momento crucial en el que el mundo adulto se va acercando y hay que tomar decisiones. Transitando su último verano como adolescente...