● 18: Empujón ●

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Rodrigo aún seguía asombrado por la casa de Leandro. No podía dejar de mirar las altas paredes blancas y sobrias que le daban a todo el lugar un aspecto minimalista, la parte baja de las columnas estaba decorada con detalladas guardas hechas de concreto. Hasta la mesa del comedor era preciosa, de un roble bellamente cuidado. El espacio abierto daba la vista al gran y espacioso living que tenía un gran árbol de navidad en un costado. Mientras apreciaba el gran árbol, la vista se desvió a la punta de este.

—¿Qué eso en la punta del pino? —le preguntó mientras señalaba.

—Es la estrella —respondió Leandro.

Rodrigo lanzó una carcajada —Eso no es una estrella, eso es una pelota.

—Uh vos también con eso.

Todos los días la rutina era la misma, estudiaban una hora o dos, y luego se dedicaban a pasar el rato. Algunas veces jugaban al básquet, otras tomaban algo, y otras simplemente se sentaban en la vereda de Rodrigo a hablar, escuchando música de un pequeño Walkman mientras compartían auriculares.

Habían completado todo el temario hacía ya dos días, y por eso se limitaban a repasar. Disfrutaban enormemente de la compañía del otro, sin sentir la necesidad de dar por terminadas las sesiones de estudio. Aun así, Rodrigo ansiaba aprovechar al máximo su última reunión; no quería estudiar, sino simplemente disfrutar del tiempo juntos. Sin embargo, le costaba encontrar las palabras adecuadas para expresárselo a Leandro.

—¿No podemos terminar por hoy? —le preguntó mientras daba vuelta la hoja que estaba escribiendo.

—Pero rendís mañana, tendríamos que seguir repasando —sugirió Leandro.

En eso la gran puerta delantera se abrió. El papá de Leandro se dirigía a su despacho con la pisada firme como siempre, sabía que su hijo estaba ahí con alguien, pero pensó que eran Lisandro o Enzo, así que decidió obviarlos y seguir su camino, hasta que una voz lo alertó.

—Hola —le dijo Rodrigo cuando lo vio pasar.

—Ah hola —el adulto se frenó y miró la cara nueva extrañado —¿Vos sos?

—Me llamo Rodrigo.

—Un gusto —el adulto desvió la mirada hacia las carpetas y hojas que habían sobre la mesa —están... ¿estudiando?

—Eh sí... estábamos estudiando —dijo Leandro.

—Pero si ya terminaste las clases.

Rápidamente Leandro inventó una excusa, no quería que su padre sepa que le daba clases a Rodrigo. Si se enteraba seguramente le reprocharía por eso, como lo hacía cuando le enseñaba a Lisandro o Enzo. Le diría que solo desperdiciaba su potencial en banalidades.

—Es que... estamos estudiando para... para el ingreso a la facu.

—Pero me dijiste que faltan como dos meses para el ingreso.

—Si pero tenías razón el otro día, es mejor adelantar.

La expresión de su padre cambio totalmente, una leve sonrisa se formó en su rostro —Ah y... ¿vos también vas para derecho? —preguntó mirando directamente a Rodrigo.

Rodrigo no entendía nada, pero supo que si Leandro le estaba mintiendo a su padre, probablemente él debería hacer lo mismo.

—Si... hay que asegurar ese ingreso —dijo Rodrigo tratando de ser simpático.

Por primera vez en bastante tiempo el padre de Leandro le mostró "esa mirada". Su hijo la reconocía al instante, una mirada llena de orgullo. A Leandro le gustaba, le gustaba hacer sentir a su padre orgulloso, pocas veces a lo largo de toda su corta vida lo había logrado.

Verano del '06 | ( cutilicha )/( julienzo )/( rodrilean )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora