● 19: Este Nuevo Sentimiento ●

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Desde que escuchó la conversación que Lisandro tuvo con la preceptora, había tratado de preguntarle sobre el tema varias veces, pero no obtenía una respuesta clara. Faltaban unos minutos para que comience el acto. fue cuando vio que el castaño se dirigía al baño, que supo que tenía que seguirlo y preguntarle por una última vez.

—¿Cómo que se van a meter a la oficina de la directora? —preguntó Cristián.

—Shh, si te cuento es para... ay ni sé para que te dije —respondió Lisandro.

—Lisandro es una pésima idea.

—¿Y qué se supone que hagamos?

—Para empezar no tendrías que haber hecho lo del inodoro.

—Mirá, si vas a darme lecciones de moral dejá, nos hablamos el lunes en el Súper nomás —dijo el castaño saliendo del baño.

Ya la había cagado de nuevo, se dijo a si mismo que Lisandro tenía razón. ¿Qué derecho tenía él, para reprocharle sobre lo que hizo?

Volvió donde todos estaban sentados con la cabeza baja. Cada tanto no podía evitar voltear a ver al castaño, a veces muy disimuladamente, otras no tanto. Lo que no sabía es que desde el fondo, la misma escena se repetía en sentido opuesto.

Cuando el acto terminó, su madre se acercó él a darle un gran abrazo, esperaba que su papá también este ahí pero era obvio que no iba a asistir. El ambiente estaba lleno de alegría y promesas falsas, promesas en las que los jóvenes aseguran que nunca van a perder el contacto entre ellos. A pesar de todo se tomó fotos con varias compañeras y con sus amigos.

Hasta que los vio. Cuando Lisandro y sus amigos se perdieron entre la multitud, sintió la necesidad de seguirlos, como si un impulso irrefrenable lo guiara en esa dirección.

—¿A donde vas? —le preguntó Joaquín.

—Voy a saludar a un conocido que vi por allá, vuelvo después.

—No te olvides que después nos vamos a mi casa —le dijo Gonzalo.

Nunca fue a esa juntada en la casa de Gonzalo, ni a la del domingo en el departamento de Joaquín. Perdió ese derecho cuando esa noche frente a la dirección, decidió ponerse del lado de Lisandro. No pudo evitar sentirse mal, se había quedado sin amigos, estaba solo. Su madre se dio cuenta que estaba mal cuando después de volver del acto, estuvo media hora acostado en el sillón sin hacer nada.

—¿Me vas a decir que te pasa? —le preguntó desde la cocina mientras preparaba la cena.

—No me pasa nada —le dijo Cristian rezongando.

—Te conozco, además ¿vos no te ibas a la casa de Gonza hoy?

—Es que se canceló —le mintió.

A su madre no le agradaban ni Gonzalo ni Joaquín, sentía que su hijo cambiaba cuando estaba con ellos, como si tuviese que cambiar de personalidad.

—Bueno, más vale solo que mal acompañado.

Cristian estiró la cabeza sobre el sillón para verla bien, si realmente pensaba eso, no podía dejar de preguntarse por qué aún seguía junto a su padre.

—¿Sabés quien me saludó? Licha —continuó su madre.

Automáticamente se paró del sillón y fue disimuladamente a la cocina, haciendo como si buscaba algo.

—¿Ah si? ¿Y qué te dijo?

—Nada, sigue tan bueno como siempre. Le pregunté que iba a seguir estudiando.

—¿Y?

—Se va a tomar el año, igual que vos.

Ahí se dio cuenta de que no sabía nada de él, no sabía de sus planes a futuro. Años atrás se pasaban horas y horas hablando de todas las cosas que iban a hacer de grandes, ahora era como un desconocido.

Verano del '06 | ( cutilicha )/( julienzo )/( rodrilean )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora