Ese día era más difícil de empezar para Enid Sinclair.
Pero debía ir a clases o su madre estaría fastidiando, algo muy común en esa casa a su persona.
Y como no... si ella era la hija de otra mujer con su padre. Y para rematar la situación, hace poco menos de un mes su única fuente de Consuelo y amor se fue de su lado. Su abuela, de lado de su padre había muerto y con eso la esperanza de la rubia.
Ahora su vida era oscuro y sin sentido.
La única luz de su vida estaba lejos de ella. Y como cada mañana desde que se fue su abuela le pide fuertemente un deseo: "dame una señal... para no darme por vencida" no es que esté pensando de quitarse la vida o algo así, pero estaba ya harta de su vida en esa casa.
Pero también sabía que si se iba no abría nada ahí fuera que pueda ayudarla a sobrevivir.Con un buen suspiro se levanta de la cama, y se alista para irse a la escuela.
"Este día será largo" penso la chica cuando empezó a oír los gritos de su madre Esther.
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Como es su costumbre, entro a la escuela, se sentó al final y deseo que todos se fallaran para poder escribir un poco en su libreta sus ideas para su novela.
Wednesday Addams, la chica siniestra de la escuela y antisocial. Miraba a todos con la oscura mirada y su frías palabras honestas y directas que hacían llorar al más valiente de los profesores. La mayoría del tiempo dejaban que hiciera oo que quería y solo ella asistía a clases por los malditos puntos de asistencia obligatoria, sino fuera por eso ni se aparecería.
Pero últimamente, algo le llamó la atención.
Su compañera Enid se veía cambiada desde hace un mes. Podía ver que ya no portaba colores brillantes, y ahora usaba sudadera algo anchas de su talla, pantalones oscuros, algo así como su momento emo. No la juzgaba, disfrutaba de como el sufrimiento y los problemas personales de las personas alcanzaban sus inútiles cerebros superficiales.
Pero en la rubia, había algo diferente.
Y lo sabia porque le interesaba verla interactuar entre el mar de adolescentes inútiles que tiene como compañeros.
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Cuando temrino la escuela, Enid tomo sus cosas y fue directo a un lugar que ahora visitaba frecuentemente.
El cementerio.
Aún cuando era reciente la partida de su abuela, nadie más de su familia iba a verla. Le decían que era inútil y una pérdida de su tiempo. Pero ella quería ir porque aún no supera su pérdida y no estaba conforme a dejarla ir aun.
Lo que no sabia que alguien de lejos de ella la estaba observando.
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Cuando llegó en la entrada estaba la venta de flores donde agarro unas orquídeas y se fue a buscar la lápida de su abuela.
Caminando lentamente hasta llegar a su destino, fue cuando notó la presencia de alguien tras de ella. Aún con miedo se dio la vuelta y encaró a la figura oscura.
- ¿Wednesday? - dice sorprendida la chica.
- Sinclair - responde tranquila la chica de trenzas.
Ambas se ven por unos momentos, sin saber que hacer ahora. El chiste de seguir a la rubia era que no se notara su presencia, pero de alguna forma ver la mirada triste de la chica hizo que se acercara más de lo que tenía planeado.
- ¿qué haces aqui? - dijo la rubia sosteniendo con mas fuerza su ramo de flores, ella no tenía ganas de que le tengan lástima.
- disfruto de un paseo por el cementerio. ¿y tu Sinclair? - respondio ella empezando a caminar y pasar a su lado.
Cuando vio que seguía su camino, decidió seguir con el suyo.
- vine para ver a alguien - respondió honesta la chica.
Wednesday sin darle mucha importancia seguia caminando viendo las lápidas disimuladamente para encontrar a alguien con el mismo apellido de la chica.
- eso es más lógico, supuse que disfrutaba de la soledad y la muerte que lentamente viene por cada uno de nosotros - dice la chica cuando de repente siente un golpe en su cabeza.
Voltea algo sorprendida por la acción de la rubia.
Fue cuando vio a un lado de ella un zapato, supongo que era eso lo que la golpeó.
- no soy como tú rarita - cuando dijo eso recordó un detalle que se le había olvidado a la gótica.
Enid Sinclair era su bullying.
Se miraron sin expresar nada en sus miradas. Por eso Wednesday decidio alejarse de ella, sin ganas de nada más.
Enid solo siguió su camino, sin dejar su zapato atrás.
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Enid ya llevaba un rato con su abuela, sin decir nada. Desde lejos Wednesday estaba observando a la chica, esperando que se valla. No sabía porque la chica estaba tan interesada en la joven que aún cuando la maltrataba en la escuela, seguía interesada en cuidarla.
No sabe porque pero estaba muy interesada en cuidar su bienestar, al ver que estaba algo deprimida y sabia que esa es la fase más complicada de perder a alguien cercano.
Por eso se quedó, aún cuando sabía que no debía ya que no eran cercanas, ni eran amigas.
Y era una razón ilógica de parte de la gotica.
Cuando vio que la chica ya estaba poniéndose de pie para irse decidió caminar de regreso pero por otro lado para que no sea tan obvio que la seguía.
Avanzo más y sin "querer" se toparon otra vez.
- Sinclair - dice a su lado mientras la rubia la miraba con ganas de golpearla. - ¿ya te retiras? - no sabía porque quería hablar con ella.
- Addams, no se que quieres. Pero no quiero tenerte cerca ahora - responde ella siguiendo su camino a la salida.
- se que no somos nada. Incluso suena raro de mi parte hablarte. Pero si te hace sentir mejor, ni siquiera se porque estoy aquí - a rubia al oír eso se voltea a verla. - es como si algo me dijera que te cuidara... no sé porque - dice la gotica mirando a las lápidas que pasa a su lado, evitando ver a la chica.
Enid no sabía como interpretar eso, pero se sintió algo mejor saber que podía contar con alguien en ese momento.
Pero lo dejo de lado y permitió que la chica esté a si lado en ese momento... hasta que se separaron en el paradero de su camión. Ahi fue cuando la gotica se fue por su camino despidiéndose con un gesto de cabeza.
Al llegar a su casa, Enid se acostó en su cama pensando en lo sucedido con su compañera rara de la escuela. Y no más importante, ella fue en un principio mala con la chica desde que se conocieron.
"es como si algo me dijera que te cuidara... no sé porque" recordó que la chica dijo hace un rato.
- ¿será la señal que pedí? - se preguntó a si misma la chica rubia. - ¿será que es Addams, lo que necesito en mi vida? -
La chica ya no sabía que hacer, pero dejaría el beneficio de la duda por el momento.
Y sin más se quedó dormida, sin dejar de pensar en la chica de trenzas y vestimenta oscuras.
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1198 palabras.