Hace mil años existía un emperador.
Tan poderoso que tenía a sus pies seres místicos, entre sus más cercanos generales se encontraba una bruja de gran poder y un Guerrero que podía volverse bestia a su voluntad.
Su gente era temida y respetada.
Nadie se podía ir contra ese emperador.
Pero un día, su bruja la más grande de la época era de su interés. La quería para el y solo para el, pero la joven de apariencia macabra y fría, jamás le respondió con interés. Así que fue dada con el nombre de la novia del emperador, aunque no era verdad. Así nadie la tocaría o pondría una mano en ella, y si tal cosa pasaba seria su fin.
Día a día, el emperador pedía la mano de la bruja, pero la única cosa que le llamaba más la atención a esa mujer era su magia.
Nadie sabía el gran secreto que guardaba ella.
Su Guerrero, un hombre marcado con una maldición. Era el más poderoso ser humano en el imperio del gran emperador. Tanto que le había ganado tierras y gente para su gustos, pero se sentía igual que el gran emperador. Le gustaba su compañera de batallas.
La bruja.
Una noche luego de pelear con un ejército enemigo, la invitó a tomar por la victoria.
Una cosa llegó a la otra y se procesaron amor eterno esa misma noche. Luego de eso llegaron otras noches, y lejos de preocuparse por su vida si llegara su aventura a los oídos del emperador, más lo hacían.
Pues sabían que al ser dos de sus mejores hombres no podrían contra ambos.
Que error. Ese mismo pensamiento fue lo que los llevó no sólo al emperador a la muerte, sino a todo un país.
La envidia, odio, rencor, amor, traición y tristeza. Llego a consumir toda la zona de fuego y sangre.
Toda gente que vivió alguna vez ahí, no quedo nada.
Y ni la bruja, ni el Guerrero se salvaron.
Muriendo por su amor prohibido, pero fue un amor que durara por la eternidad.
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- ahora entiendo porque te gusta esta historia - se oye la voz de la rubia.
Wednesday se encontraba como siempre en su escritorio, anotando sus ideas y escribiendo la novela que tanto pasión le daba. (Asesinatos)
- ¿ya lo terminaste? - pregunta Wednesday a la su compañera, sin dejar de hacer lo suyo.
Enid se había pasado dos horas buscando que hacer, pues su celular ya no le llamaba la atención y estaba aburrida. La gotica para calmarla y tener tiempo de silencio, le sugirió leer algún libro.
Y somo tenía el libro por 20 minutos y ya andaba hablando de nuevo.
"No fue suficiente silencio..." penso Wednesday al voltear a ver a su compañera en la posición más incómoda para leer.