Vecinas

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Enid Sinclair:

Por fin Enid logro su objetivo, pues convenció a sus padres de dejarla tener su propio departamento en la ciudad.

Con esa oportunidad, se consiguió un lugar no muy lejos de su escuela y su nuevo empleo.

Gracias a sus hermanos en un solo día logró llevar sus cosas a su nuevo piso y sus padres le regalaron unas cosas para los usos diarios.

Con eso ya completamente listo, su familia le felicitó por su logro y esperaban verla el fin de semana para comer.

Dejando todo en su lugar en su cocina, por fin se sienta en su sillón (que traía el departamento) y suspira por el silencio que ahora reina en su alrededor.

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Wednesday Addams:

Desde hacía dos años empezó a vivir sola en un departamento no muy lejos de su trabajo.

Por sus habilidades pudo graduarse de la escuela a temprana edad, dejando que sus padres le dieran una libertad en sus decisiones.

También junto su amigo Eugene se dedicaron a un negocio, donde ganaban suficiente dinero como para ya no contar con el apoyo de sus padres. Eso ayudo mucho a que Wednesday tenga bastante tiempo en otras cosas como dedicarse unas horas a escribir su novela de detectives.

Recientemente en su edificio, noto el movimiento de unos chicos subiendo cajas. Eso y que era en la puerta de enfrente a ella, lo que significa que tendría una nueva vecina en su piso.

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Ya habían pasado tres días su nueva vecina en el edificio, misma cantidad de tiempo que tenía ella de arrancarse los oídos.

La joven rubia de ojos azules no paraba de oír música como loca, también la podía oír cantar y sus conversaciones, solo lograba que la gotica quisiera apuñalar a la chica.

Si, ya se había topado con la chica, como para saber cómo eran sus ojos y su cabello. Claro está que jamas la saludo o entabló plática con ella. Prefirio hacer como si no la conocía mientras compartía el elevador, la joven tenía sus audífonos a todo volumen y la gotica estaba más interesada en su libro.

Cuando llegaron a su piso, cada quien a su lugar, sin prestar atención a la otra.

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Enid:

- mierda - decía mientras intentaba entender cómo era posible que a la semana de mudarse ya tenga problemas con el agua.

Suspirando e intentando no gritar, sale del baño algo molesta por lo sucedido. Pero antes de perder la cordura, decide preguntar a alguno de sus vecinos si tenían problemas con las tuberías y no era solo la suya.

Con cuidado de no mostrar su desesperación, sale al pasillo donde se acerca a la puerta de enfrente a la suya y toca dos veces.

Esperando en silencio, puede oír como unos pasos se acercan a la puerta. Puede oír un murmuró mientras más se acerca y luego la puerta se abre.

Puede jurar que en su vida, jamás había visto a una persona con unos ojos profundamente oscuros, ni que hablar del rostro que los acompaña.

- ¿si? - cuando oye la voz fría, era como si una parte de su cuerpo hiciera electricidad hasta las puntas de los dedos.

La chica frente a ella se desespera e intenta cerrar, es ahí cuando recupera su voz.

- perdón. Quería saber si tu tienes problemas con el agua... en mi baño... se niega a salir - dice nerviosa y ansiosa, era una mezcla rara para ella.

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