XIX. The Angel and the Demon

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📌Disclaimer: El presente capítulo posee escenas que incluyen contenido sensible y que abordan daño psicológico. Si no puedes adaptarte a este tipo de relato no sugiero que lo leas y recuerdo una vez más que esto es pura ficción.

Importante escuchar:

🦋 Wide Awake by Katy Perry

🦋 Adagio (Dimash Performance)

🦋 Waves by Dean Lewis

🦋

DOPPELGÄNGER

"Amar es destruir..."

La lejana sinfonía de un piano de cola servía de interludio para que el cuerpo de Jimin intentara despertar. Lo primero que percibió fue la calidez de la superficie en la que se encontraba, como una deliciosa sensación de estremecimiento aun cuando unos dedos le acariciaban la plena mejilla.

Se concedió el tiempo necesario para humedecer sus labios con la punta de la lengua y aspirar el aroma a hogar que exhalaba el cuerpo donde apoyaba su cabeza.

Sobre el regazo de Min Yoongi, solo usando un pijama cuyo batón estaba abierto de par en par para que su dorado torso fuera bañado por la humedad de la noche y las luces de las velas, Jimin sonrío recordando su pequeña travesura.

Estaba tan complacido con su logro que cuando descubrió cómo la mano que le acariciaba descendía hasta su tráquea y le privaba de la respiración fue que pudo despertar de su ensoñación.

Como si de sus propias pesadillas se tratara, la sala de estar de Manchester Lake había desaparecido para convertirse en una habitación inhóspita de paredes desnudas mientras contemplaba con horror la sangre escurrir del pecho de Yoongi.

—Me querías tanto que no tuviste piedad... Tú... juraste amarme por siempre y ahora...

Jimin no entendía nada mientras las manos pálidas, ahora cubiertas de sangre se encargaban de cerrarse en su garganta. Forcejando por su vida ante el cadáver de la persona que quería más, descubrió cómo sus propias manos estaban enterradas en la caja torácica del médico atrapando un corazón palpitante que quizás había apuñaleado con la especie de garra que eran sus uñas.

Horrorizado por ese hallazgo, Jimin gritó hasta donde le daban sus fuerzas. No podía ser real, estaba soñando... estaba soñando y tenía que despertar. En un último intento logró liberarse del morboso abrazo de sangre en que era apresado, solo para comprobar cómo el suelo se tambaleaba bajo sus rodillas y la habitación volvía a cambiar.

Ahora estaba oscuro y observaba a través de un pequeño armario cómo un hombre de unos cuarenta años abría la puerta de un cuarto de juegos. Detrás de él una mujer joven y de cabellos dorados como el sol sonreía hasta extender sus brazos dentro de lo que parecía una cuna.

Un llanto llenó la habitación y Jimin pudo apreciar cómo un pequeño cuerpo enfundado en un mameluco color rosa con orejas de oso era acurrucado contra el pecho de la hermosa dama.

—Otra pesadilla, pequeño Jim ¿Quieres dormir con nosotros?

El niño no podía hablar, solo tenía tres meses pero su llanto remitió lo suficiente para que Tricia Park sonriera mientras se dejaba conducir por su esposo que enternecido contemplaba la escena.

El Jimin dentro del guardarropa sintió cómo algo se desgarraba en su espalda y un hilillo de sangre le brotaba de la nariz solo para que la estancia desapareciera, tal como cuando se retiran los fragmentos de una caja y solo queda el vacío, ahora la luz casi le cegaba, mientras las notas del piano de su padre se repetían en su cabeza.

•DOPPELGAÄNGER•ym#PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora