XXII. Red Traces pt.2

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La estación de policía de la jurisdicción de Queens intentaba inútilmente controlar el flujo de reporteros y personas que se habían amotinado fuera de las instalaciones para apoyar o condenar a Park Jimin. Parecía como si se tratara de alguna celebridad o del propio jefe de estado cuando Jeon Jungkook arribó al lugar seguido de un silencioso Taehyung.

—Namjoon no es estúpido, cuándo vea que has venido también saldrás afectado.

—¿Crees que me importa?¿Acaso no vez el tamaño de la infamia que quieren cometer? ¡Jimin es inocente!

Lo último había sido expulsado en un grito que hizo a los presentes en la estación dejar sus miradas sobre Jungkook.

—Jimin es inocente y me encargaré de probar eso.

Resolvió en un tono más bajo solo para comprobar cómo Taehyung chasqueaba la lengua y le sostenía por el brazo.

—¿Por qué…?

—Solo mira quién está en el mostrador dando vueltas como si fuera un león enjaulado. No llegué a presenciarlo porque estaba buscando dónde aparcar el coche, pero los diarios y los medios de promoción de la ciudad lo tienen en todas partes. Min Yoongi está en una relación con tu adorado Jimin, dudo mucho que ese hombre apruebe tu preocupación.

Fue entonces que Jungkook reparó en la figura que caminaba de un extremo a otro de la estación sosteniendo una conversación telefónica que se basada en gruñidos y maldiciones. Sea con quién fuera que estuviera hablando, el doctor Min daba más miedo de cerca.

Ese era otro punto doloroso que el joven oficial intentaba ignorar. Su hyung se había declarado públicamente al aceptar el beso de aquel hombre y para colmo de males la prensa ya sacaba conclusiones rocambolescas sobre el hecho de que Min también tenía una esposa.

—Aun así… soy parte de la policía. En algo me tiene que favorecer.

Tozudamente el pelinegro se zafó del contacto del patólogo solo para acercarse al mostrador e ignorando a Min Yoon Gi pedir información sobre el detective Park.

—Otro preocupado por el principito rubio. Tenemos permanentemente prohibido contactar con él hasta que los federales le trasladen a una cárcel de máxima seguridad. Cosa que será dentro de unas veinticuatro horas.

—¿Cómo es posible eso cuando le acaban de aprehender y él no presentó resistencia? Esto pasa los límites. Soy el oficial Jeon de la Unidad del FBI en Cuántico, merezco al menos una argumentación del trato que está recibiendo mi compañero.

El hombre que estaba al mando del mostrador hizo otra mueca para señalar con el mentón a quien ahora tomaba asiento en uno de los incómodos bancos de la estancia.

—Pregúntele al doctorcillo marica que parece estar invocando demonios para que vengan a salvar a su amante. Es una falta de respeto lo que le hizo a su esposa.

Jungkook no supo que le sonó peor, el hecho de que denigrara al médico por su orientación sexual o de tener que recurrir a él para saber de su hyung. Mascullando varias maldiciones y bajo la mirada severa de Tae, le hizo una seña para que se fuera y él mismo ocupó un lugar cerca de Min.

—Solo iré a por unos cafés… para todos.

Fue la respuesta del de ojos color ámbar y al incluir al doctor este levantó la mirada de la pantalla de la BlackBerry. De cerca podía notar el cansancio alrededor de esos ojos gatunos, así como las venas de las escleras contrastando con el verde acuoso de sus iris.

—De acuerdo Tae, supongo que tendré que esperar al momento que llegue el abogado para ver a hyung.

El castaño asintió tirando suavemente de su propio flequillo. Min analizó toda la escena hasta caer en la forma en que ambos chicos se miraban. Una sonrisa amarga le iluminó el rostro, antes de dejar a un lado su celular y estudiar a Jungkook.

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