XXXVIII. A place in blue pt.1

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Importante escuchar:

🦋Dangerously by Charlie Puth

🚫Contenido explícito

🦋
DOPPELGÄNGER

La pesadez en el alma de Park Jimin no fue impedimento para que su cuerpo continuara funcionando cómo las pautas de la fisiología demandaban. Sus pulmones seguían expandiéndose para inhalar aire contaminado y hacerlo circular dentro de su sistema.

Su corazón seguía marcando un ritmo sincrónico mientras le permitía desplazarse en un taxi de camino a su departamento. Su cerebro continuaba colocando millares de imágenes perdidas en la niebla de la memoria. Así que técnicamente Park Jimin seguía vivo. Dolorosamente vivo.

Quizás por esa razón ignoró el hecho de que las luces de su departamento estaban encendidas antes de pasar la llave en el picaporte.

Quizás por eso iba perdido en sus pensamientos, tan grises como la tarde en un mes de marzo que casi se despedía antes de reparar en la figura que sostenía entre sus brazos al único ser que le había permitido consolarle a través de aquella prueba de fuego.

Si estaba soñando o no el detective Park no sabía si deseaba despertar. El hombre de impecable tez blanca y ojos verdes que solía conocer, solo lucía un poco más fibroso y demandante antes que el gato en su regazo se atreviera a reconocer a su dueño.

Si fuéramos como los animales en ese aspecto... Capaces de interpretar la tensión con solo una leída del ambiente, cuántos problemas sociales ni siquiera tuvieran la probabilidad de existir.

Sin embargo, Jimin se negó a que se le escapara un hipido traicionero, convenciéndose que su mente le estaba jugando una mala broma y el hombre que estaba sentado en el sofá de su sala de estar con el cabello teñido en tonos verde menta no era Min Yoon Gi.

Casi como si intentara despertar de sus alucinaciones, el detective intentó llegar a la encimera de su modesta cocina. Las manos le temblaban tanto que la botella de whisky estuvo a punto de hacerse añicos si no fuera por la persona que había corrido a auxiliarle.

Entonces lo comprendió.

No se trataba de alucinaciones o jugadas sacadas del confín de su imaginación. Min Yoon Gi era de carne y hueso. Min Yoon Gi estaba vivo mientras le observaba con una mirada que rayaba la añoranza y otra expresión que nunca le había visto utilizar.

—Jim... Jim... perd...

Jimin fue más rápido al bloquear el intento de disculpa con un abrazo destinado a cerciorarse del todo. El aroma de Yoongi a pesar de ser camuflajeado por las consecuencias de no tener un paradero fijo le sirvió de ancla para ubicarlo en el plano real.

Lejos de aquellos delirios a cuenta de su soledad, sin poder contener su emoción, las manos del detective arrugaron la delgada franela de la camisa que servía de chaqueta al doctor.

—Jim... perdóname Jim... Perdóname, perdóname... te amo... no sabes cuánto te amo...

Yoongi repetía aquello como un mantra mientras intentaba fundirse al cuerpo ajeno. Jimin no estaba muy lejos de la misma necesidad mientras lloraba contra el agitado pulso en el cuello del más pálido.

No había transcurrido ni una hora de su despedida en el cementerio. No se había materializado siquiera un día después que la noticia se hiciera oficial y Yoongi le estaba esperando en el lugar que menos podría calcular.

La felicidad y el alivio en Jimin burbujearon solo unos segundos antes de darse cuenta de un hecho hasta cierto punto definitorio.

Los documentos que le había pedido recopilar estaban allí, en su departamento.

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