•DOPPELGAÄNGER•ym#PGP2024

XLIX. 1309514

Importante escuchar:

🦋It’s You by HENRY

🦋HALO by Beyoncé

🦋Who We Love by Sam Smith feat. Ed Sheeran

🦋
DOPPELGÄNGER

El ser humano es uno de los pocos privilegiados al escoger el momento en el cual puede traer al espacio material a otra persona. Para los que no poseen conocimientos básicos sobre este proceso que se inicia en el incierto camino que todos alguna vez transitamos, las imágenes que se reproducen en el computador parecieran salidas de algún programa de Expedientes X.

Jimin solo puede arrugar su pequeña nariz e intentar comprender lo que la doctora Kross, a cargo del programa de embarazos asistidos en la clínica Hershiser-Ezra, señala con tanto énfasis.

—Esto es inesperado. En la primera toma solo podía ver un latido, pero ahora hay dos. Todo parece indicar que tendremos una buena sorpresa.

Yoongi frunció el ceño antes de comprobar el registro médico de Abigail Reeze. La chica de veinte años que había asumido su papel como vientre de alquiler para ellos. Abigail ya tenía dos hijos que gozaban de buena condición aun cuando hubiera tenido su primer embarazo a los diecisiete años.

Era una mujer saludable y la probabilidad de que llevara gemelos o mellizos solo le hacía subir un regusto amargo a la garganta al doctor Min. Jimin no entendía mucho mientras se limitaba a sonreírle a la chica y sujetarle la mano.

—Si son dos chicos no me voy a arrepentir. Ustedes han sido demasiado generosos conmigo y mi familia. Estoy en deuda…asumiré los riesgos.

La escena conseguía humedecerle los ojos a cualquiera. Yoongi terminó de apuntar algo en la historia clínica de la chica antes de cuestionar a la doctora Kross.

—La concentración de hormonas que actualmente posee se corresponde con un gemelar. De todas formas quiero otra ecografía dentro de unos días y que repitan todos los exámenes de laboratorio. Si estuviéramos en lo cierto hay una alta probabilidad de que debamos programar una cesárea.

—Lo que también incrementaría los riesgos, aunque Abigail esté dispuesta a continuar. Haremos lo acordado, además de que controlaremos el incremento de peso con mayor precisión.

Coincidió la rubia mujer anotando las indicaciones en el registro de Abigail. Jimin seguía mirando las dos pequeñas lucecitas palpitando en la pantalla.

Dos bebés… Dios mío…

No sabía si romper en llanto o salir gritando de terror. La expresión plana en el rostro de Yoongi era lo que más temía. Estaba allí dictando órdenes y analizando un diagnóstico médico como si se tratara de algún paciente común, cuando aquellos eran sus hijos también.

Jimin conversó un poco más con Abigail antes de que la doctora Kross le pidiera salir. En el pasillo del ala de Obstetricia podía ser testigo del ajetreo de las enfermeras y los gritos amortiguados de los pequeños infantes antes de ver a sus padres.

¿Sería así para él? ¿Tendría ese final feliz o la frialdad que Yoongi parecía irradiar dentro del cubículo segundos atrás?

Jimin se abrazó a sí mismo mientras decidía que despejaría su ansiedad sobre un chocolate caliente en la cafetería de la clínica. Con amabilidad cuestionó a la diligente encargada de aquel sitio antes de escoger la mesa más alejada del bullicio y degustar la bebida que casi le quemaba la lengua.

Era una tarde plomiza de noviembre y las primeras luces de la calzada se comenzaban a encender presagiando el final de un día laboral en Hannover. No se podía quejar. Si lo hacía corría el riesgo de ser tomado como un completo desagradecido.