Capítulo 5: Esducación Física.

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—¿Ahora qué tenes qué hacer? Aparte de estudiar cómo maníaco— preguntaron a mi lado.
—Bueno, más respeto que vos sos igual que yo— contesté rápidamente bromeando con la enana que está a mi lado. —Pero aparte, aunque quisiera hacer otra cosa, tengo educación física
—Uf, suerte italiano, el profe es un hijo de puta de primera categoría— dijo Bianca antes de despedirse y salir del establecimiento.


Suspiré y salí directo para los vestuarios, los cuales si había visto que están en el lado este del colegio. Me adentré en el que decía "varones" y me topé con un escenario que parecía sacado de una comedia adolescente romántica norteamericana.

Chicos sin remera de un lado al otro, todo tipo de físicos expuestos y varios grupos claramente divididos. Con esto me refiero a un grupo de chicos que al parecer pertenecen a un equipo extracurricular del colegio y después grupitos de 2 o 3 amigos sueltos. Sin darles importancia, guardé mi mochila en el casillero asignado con todo lo que tenía en los bolsillos del pantalón y comencé a cambiarme rápidamente, sin vergüenza alguna ¿Qué decir? Si algo le agradezco al universo es que por lo menos me haya dado autoestima. El uniforme de educación física es un pantalón deportivo azul marino (largo o corto, te dan ambas opciones) y una remera blanca básica con el escudo del colegio a la altura del corazón, como en el bolsillo de la camisa. Me apresuré, me cambié las zapatillas y salí del vestidor, ya que cuando me estaba poniendo la remera todos salieron a la cancha techada de básquet, donde se realiza la clase.

>>Debes aprender a moverte más rápido por el colegio<<

Si, ya lo sé, gracias voz inútil.

Cuando llegue a la cancha, todos ya estaban formados en una línea, esperando instrucciones del profesor. Con un físico descuidado para su profesión, de pelo castaño medio y una altura promedio. Vestido como cualquier profesor de la materia tenía un silbato colgado del cuello, unas zapatillas deportivas marca X, un pantalón náutico Nike y una remera Adidas.

>>Ni Judas fue tan traicionero<<

Ni que lo menciones.


¿Y joven? No tengo todo el día
—Disculpe, soy nuevo y aún no se bien los horarios— me justifique poniéndome al último en la línea, justificándome con el mayor respeto posible a este... Ser.

El profesor tomo su tableta con el lápiz especial y se colocó un par de anteojos para ponerse a trabajar con ella, supongo que buscaba alguna planilla o algo por el estilo. Observé el alrededor y algunos chicos charlaban en susurros, otros mantenían el silencio y simplemente existían. Pero una sorpresa me llevé cunado crucé miradas con un chico delgado y unos 15 centímetros más bajo que yo; él me miraba y cuando mis ojos conectaron con los suyos, apartó la mirada y supongo que no debía notarlo, pero temblaba levemente.

>>Oh por favor, no puedes ser tan intimidante<<

Al parecer sí.

—Bueno muchachos, como todos saben soy Ernesto Zerda y seré su profesor de educación física durante su último año— se presentó rápidamente mientras veía y anotaba algo en su aparato. —La modalidad es de siempre, no lleguen tarde, hagan los ejercicios, estudien la poca teoría que les doy, sean respetuosos y aprobarán fácilmente. Tienen 1 hora y media después de turno los martes y jueves— aclaró como si fuéramos imbéciles, los aires de superioridad de este gordo fofo no me gustan ni un poquito. ―Ahora, comenzaré a tomar lista y deben decir un Presente fuerte y claro, si no les pondré ausente

Como dijo, comenzó a tomar lista y Dios, no llevo ni 30 minutos con este viejo y ya lo detesto.

>> ¿Qué esperabas? Hasta Bianca lo odia y eso que ella ve todo lo bueno de cada profesor<<

El Enigma Del AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora