Capítulo 2: La Nueva Anfitriona.

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—Y este es el concepto básico de la Formación ética... Espero que no tengan dudas y por favor anoten todo, esto tiene que estar en su campus virtual personal obligatoriamente—concluyó el profesor antes de volverse a sentar.

Observé el pizarrón durante unos segundos y comencé a copiar todo en la tableta que me había dado Eugenia, ya tenía algunos años y tiene funciones demasiado básicas, pero sirve. Algo que me ayudo durante estos años fue mi memoria fotográfica; un tipo de memoria que puede ser mi salvación, mi perdición o ambas en muchos casos. Hoy es mi primer día de clases y estoy en la primera clase del día: Formación Ética. Aburrimiento y preocupación son lo único que hay en mi mente; no sé con quienes me iré a quedar esta noche, ya que Euge me dijo que me consiguió un lugar provisorio porque no me puedo quedar en su casa por un motivo de su marido, cosa que entendí perfectamente, ella no tiene obligaciones conmigo ni me debe explicaciones. En un intento de despejar mi mente, comencé a transcribir todo lo del pizarrón al aparato cuando la puerta del aula fue abierta bruscamente.

—Disculpe la interrupción profe, pero el alumno D'Angelo se retira con autorización de la señora Directora— Explicó desde el marco de la puerta la joven secretaria de Euge.

Desde mi asiento, al fondo del aula, pude observar como el profesor comenzaba a respirar irregularmente y como las patillas le sudaban. Hay que admitir que la secretaria de Eugenia, Yanis si no me equivoco, es muy atractiva para cualquiera.

—¿D'Angelo? — La pregunta sonó apagada mientras con la mirada el señor buscaba entre los estudiantes. —Ah, usted... ¿Ya copió todo joven?

—Sí señor— Dije firme y rápido, sin titubear para que no descubran mi mentira.

—Entonces tome sus cosas y retírese por favor, no haga esperar más a la señorita Manzú—contestó apresurado, queriendo mostrarse respetuoso ante la veinteañera.

Yo me limite a asentir y a guardar mis cosas para tomar la mochila que también me habían otorgado para salir del aula. Cuando la puerta se cerró detrás de nosotros, pude ver que había una mujer bastante sofisticada en el pasillo, que al parecer hablaba por teléfono. No sé si será su postura rígida, o como sus pasos firmes y molestos resuenan con sus tacones, pero algo me dice que esa llamada es bastante... Seria.

—No... No me importa lo que tengas que hacer Ezra, yo quiero... No me interesa, necesito ese trato cerrado para esta tarde o te juro que hasta tus hijos se van a arrepentir de llevar tu apellido— Estaba irritada y había un tono de advertencia en su voz antes de cortar esa, al parecer, breve llamada. Se dio vuelta y al notar nuestra presencia se dirigió hacia Yanis y habló.
—Gracias por tu ayuda, ahora puedes volver a tus obligaciones que yo me hare cargo del chico— Esta vez su voz tenía un tono que demostraba autoridad, desdén, poder y elegancia.

Sentí un susurrado "Si, claro" de parte de la joven secretaria antes de sentir sus pasos alejarse en dirección contraria a la nuestra. Me detuve a analizarla y la verdad me sorprendió la belleza de esta mujer. Un cabello castaño medio con reflejos chocolate peinado en una excelente coleta alta; piel pálida con muy pocas pecas y uno que otro lunar. Una figura curvilínea de infarto y una altura reducida, ya que incluso con zapatos de tacón alto, a duras penas llega hasta mi nariz y yo mido 1,83. Vestida con un impecable conjunto en tonos negro con una camisa roja; también a juego llevaba zapatos de charol negros de diseño clásico de punta cerrada con taco cuadrado, una cartera y una chaqueta que complementaban sus accesorios en cuero negro de excelente calidad. Pero de esta mujer lo que más impacta no es ni su cuerpo, ni su ropa, ni su dinero evidente. Más bien, sus impactantes, penetrantes y por ahora oscuros ojos café, los cuales también me analizaron de arriba a abajo varias veces.

El Enigma Del AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora