Capítulo 6: El Comedor.

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Todo desde las Alturas: Parte I

—¿Cómo procedemos ahora?
—No tengo idea, sólo sé que tengo hambre pero no quiero ir con los idiotas de nuevo— respondí sincero.

Estábamos con Bianca caminando hacia el comedor del colegio. Acabamos de terminar un examen sorpresa de inglés en el que creo me fue bien. Pero este examen no fue nada más que la guinda del pastel porque la mañana fue una mierda. Y los profesores que me menosprecian, más las miradas acosadoras de los alumnos no lo hacen nada fácil... Menos cuando esa enana de ojos heterocromáticos me mira así de mal todo el tiempo. Estoy acostumbrado a que me miren raro, con desprecio incluso... Pero sus ojos transmiten algo que no logro descifrar...

—¡¡Gabo!!
—¿Qué paso? ¿Quien murió?
—Aún no se murió nadie, pero casi me muero yo por el aburrimiento. No me ignores así— replicó Bianca
—Perdón, es que fue una mañana pesada...
—Y no te emociones que después de esto nos quedan dos clases más.
—Ni lo menciones... ¿Pero dónde comemos? ¿O cómo es la vuelta?
—Tengo una idea. Porque para ser francos ni a vos ni a mí nos gusta la idea de sentarnos en una mesa en medio de este obsoleto comedor... Pero no hagas preguntas, sólo pedí tu comida y seguime.

Sin decir comentario alguno hice lo que la pequeña pelirroja indicó. Nos formamos en la fila en completo silencio, compartiendo un auricular cada uno como se hizo costumbre en los días de amistad que tenemos. Resulta que tenemos gustos musicales parecidos: música "vieja", clásicos de rock nacional, cumbias, rap y algunas canciones en inglés.

En el menú del colegio hay algunos sándwiches calientes, platos calientes como macarrones con queso y sopas. Las ensaladas, papas fritas y guarniciones mixtas no faltan... También toda clase de bebidas: desde energizantes hasta agua embotellada. El especial de hoy es pasta, pero no la prefiero ¿Irónico cierto? En fin, pedimos los almuerzos en paz, eligiendo entre la amplia variedad que poseen los nenes ricos. Al parecer la gente de la cocina sabe dónde y cómo almuerza Bianca, ya que pidió que "Nos envuelven las cosas como siempre, pero esta vez a ambos" y nos prepararon la comida para llevar básicamente.

Tomamos nuestras bolsas de papel madera, y como dijo Bianca, sin hacer preguntas comencé a seguirla. Salimos del comedor y fuimos hacia un cuarto de almacenamiento al costado izquierdo de las puertas dobles del comedor.

Automáticamente fruncí el ceño, pero no dije palabra alguna, lo único que me había pedido Bianca era un voto de fe y eso voy a darle. El cuarto en sí tenía estanterías con algunos artefactos para limpieza y mantenimiento, pero al final de este "cuarto" en lugar de una pared, había un pasillo ascendente con una escalera de hierro. Subimos por esta y terminamos en una especie de pasarelas de cemento con barandas. Una estaba completamente en oscuras, la otra estaba debajo de uno de los ventanales principales del comedor y conectaba esta escalera extraña con el salón de profesores. Una especie de sala de reuniones, con heladera, microondas, estanterías con utensilios y una gran mesa donde los profesores almorzaban. Bianca siguió camino y se detuvo a la mitad de la pasarela a oscuras. Estábamos en las pasarelas superiores del comedor y desde nuestro punto de vista se veía todo, pero nadie nos veía a nosotros.

Mi amiga se sentó y comenzó a desenvolver su comida. Imité sus acciones y guardé mis auriculares. Después de todo el silencio, mientras me preparaba para empezar a comer mi deseada comida para despertar mi cuerpo, me digne a hablar.


—Sé que dijiste sin preguntas... ¿Pero qué es este lugar?
—Este es mi lugar feliz admitió Bianca a la vez que terminaba de tragar un bocado de su comida. —Acá es donde vengo desde séptimo grado gracias a Eugenia. Una vez la Dire me encontró llorando en los baños a la hora del almuerzo por el bullying que recibía... Como te habrás dado cuenta, los diferentes no tenemos mucho lugar en este colegio... Eugenia me enseñó este lugar y dijo que si no quería estar con los demás podía venir acá. Desde entonces paso mis horas libres y mis almuerzos acá... También recurro a la biblioteca y a los jardines del colegio; pero tener un lugar tan propio me hace sentir bien...
—¿Y por qué me trajiste acá?
—Porque confío en vos, porque sos mi amigo...— confesó de una manera dulce y tímida, como si admitiera algo vergonzoso.
—Bueno... Gracias por el voto de confianza y la amistad— admití sincero. —Cambiando de tema para no ponernos incómodos... Desde acá observas todo ¿Qué sabes de la sociedad del Instituto? — Bianca se rio por lo bajo, más agradecida que otra cosa. Volvió a poner un bocado de macarrones con queso en su boca, lo tragó y prosiguió a hablar.
—Sí, es verdad que tengo buena vista... ¿Qué querés saber respecto a los hijos de mami y papi que vienen a estudiar acá?
—No lo sé, yo soy el nuevo— respondí entre risas recordando lo que le dije apenas nos conocimos.
—Buen punto, buen punto
—¿Entonces? ¿Qué tenes para mí?
—Bien podría empezar diciendo que las personas que ves acá solo corresponden a los últimos dos años, para separar las edades— aclaró. —Volviendo al tema, por las mesas laterales, por el costado más cercano a la fila para retirar la comida tenes a los que no son nadie dentro de la secundaria, algunos se llevan bien con los del centro del comedor, pero en realidad son muy cerrados a sus grupos puntuales de amigos, hacen deportes sin mucha importancia o no importan dentro de los equipos, participan en ciertas actividades escolares de importancia, pero en lo que respecta a la jerarquía del lugar no son nadie...
—¿Los raritos que después sorprenden a todo el mundo?
—No, claro que no... Estos son normies que sólo buscan aprobación social— me corrigió rápidamente. —Los raritos están debajo de nosotros, en las mesas oscuras... Mayormente no comen acá, prefieren hacerlo en los jardines del colegio, se sienten juzgados; aunque a algunos les vale mierda y prefieren comer acá, con sus 2 o 3 amigos o aislarse con auriculares y libros... Yo he de reconocer que cuando no estoy acá estoy como esos chicos...
—No señorita, no se va a deprimir contándome su vida de mierda en la secundaria porque no estás lista para hablar de eso—interrumpí codeándola con cariño, sus ojitos azules se le llenaron de lágrimas y no me gustó en lo absoluto verla así. —¿Podemos seguir?
—Si... Antes que nada, gracias por entender— dijo sincera, ofreciéndole una sonrisa ladeada. —Bien, acercándonos más al centro tenemos a los miembros de equipos deportivos, tanto femeninos Como masculinos y a las autodenominadas "porristas"... Todos de "bajo rango". Lo que quiere decir que son conocidos, pero no tanto como los chicos de las dos mesas centrales.
—¿Deportes cómo cuáles? Según se los más importantes del colegio son el rugby y el fútbol...
—Y la Liga de vóley femenino... También hay de ajedrez, tenis, hándbol y básquet, pero no se les da tanta importancia como a los antes mencionados. Algo válido de destacar es que todos son tan hijos de mami y papi, que a pesar del sentimiento futbolero nacional, muchos prefieren el rugby...
—Y por eso los Reyes del colegio son miembros de ese equipo ¿Verdad?
—Sí y no...— dudo Bianca. —Como sabes prefiero dejar lo mejor para el final y es por eso que ahora vamos con el centro del comedor... ¿Empiezo con las basuras humanas que ganaron su respeto a pulso d ensuciar a otros o con los retraídos que tienen mucho respeto que ganaron por buena ley?— Preguntó curiosa.
—Y como dice el dicho "A los amigos hay que tenerlos cerca, pero a los enemigos aún más"... Así que empecemos por las escorias
—Bien... En la mesa del centro derecha tenemos a nada más ni nada menos que a los príncipes y princesas de este lugar... Nadie les dice que no, y si querés salir vivo de acá por tu propio bien no te metas con ellos a menos que tengas muchísimo apoyo... Hay dos rubias oxigenadas: Por un lado, está Tatiana Escudero, la chica tiene potencial, pero al tener malas amistades es un desastre, dice ser heterosexual, pero la vi con una chica en el baño y sólo gemían... Mientras que a su lado está Martina Bosch, hermana de Tobías. Se le lanza a todo lo que camina, no digo que este mal ser sexualmente activo pero esta chica se pasa de arrimada, llega un punto que parece que no conoce lo que es tener respeto propio...

A todo esto, yo ya había terminado mi comida, mi monster estaba en la misma situación y Bianca en varias oportunidades hablo con la boca llena; cosa que en otra circunstancia me hubiese enojado, pero me está haciendo el favor de darme una idea de las personas de este colegio y como todo ser humano tiene derecho a comida caliente.

—Si, incluso fui su víctima...- Admití finalmente. Bianca me miró con los ojos abiertos como si fuera una gran sorpresa.
—No me habías contado Gabo...
—Perdón, no se presentó la oportunidad.
—Bien no importa... Retomando nuestra conversación ellas tienen mi edad, por lo que actualmente están en cuarto año, así que para la pena de muchos esas arpías seguirán acá un año más.
—Espera ¿Sos un año más chica?— Pregunté curioso.
—Si, cosas de hacer el preescolar en Francia... ¿Volvemos al tema?
—Si, perdón, proseguí.
—Bueno, con ellas hay otras chicas y unos dos chicos más pero los relevantes son los miembros del "Triunvirato de Inyectados"
—¿Triunvirato? Que patriótico
—Son tres, son sumamente estúpidos y se autoproclamaron como "poder supremo" solo porque un grupo de idiotas privilegiados les dio un poquito de poder— justificó.
—Razón tenes
—Como el 95% de las veces— sonrió con autosuficiencia. —Volviendo a los tarados que deberían pasar más tiempo leyendo que metiéndose cosas, el único rubio natural de la mesa es Nacho o Ignacio Meriles, el más nuevo del grupo que entró en 2do año de la secundaria y desde ahí son inseparables; es hijo de un político, senador si no me equivoco. Después el pelinegro moreno es Josué Ramírez, su mamá pisa muy fuerte en el mundo de la moda en Latinoamérica y su papá es fotógrafo por lo cual el idiota tiene aires de ser modelo... Y, por último, pero no menos importante está Tobías Bosch, hermano de la oxigenada, rugbier, hijo de una supuesta abogada y de uno de los secretarios de estado más importantes de la nación, hizo la carrera de leyes y así conoció a la mamá de ellos. Sus papás se llevan como 15 años...
—¿Un romance laboral que salió mal?
—Nunca mejor dicho— acotó la pelirroja. —Aunque en realidad él estaba casado con otra mujer con la que nunca tuvo hijos. Su mamá sólo se quedó con el Dr. Bosch por su gran cuenta bancaria, tal vez hubo o hay amor pero de que ambos tienen una vida sexual extramatrimonial, la tienen.
—Y por eso Tobías y Martina siempre tuvieron todo lo que quisieron... Porque sus padres quisieron llenar el vacío emocional de esos chicos con regalos y caprichos ¿Verdad?
—Exactamente— confirmó Bianca. —Ahora lo que no puedo creer es que hayamos pasado todo el almuerzo hablando de imbéciles del colegio, que no hayamos terminado y que en dos minutos reloj vaya a soñar el timbre indicándonos que tenemos que entrar a Derecho
—¿Y por qué te pones triste? Derecho es una de tus materias favoritas...
—Primero que nada yo sólo detesto francés, inglés y educación física; así que básicamente todas son mis materias favoritas... Y segundo estábamos llegando a las personas más interesantes de todo el lugar y de las que más debes cuidarte...

Involuntariamente me quedé en silencio. Porque la única mesa que no describió fue la de Mateo y Mia... ¿Tendrán algo muy sucio y oscuro debajo de la alfombra?

—Más tarde seguimos, ¿verdad? No me podes dejar con semejante intriga
—Supongo que no italianito... O podríamos dejarlo para mañana...
—Ni en joda, hoy— demandé.
—Ay bueno... No se ponga mandón que la francesa soy yo.

Empezamos a reír por acción semiautomática. Con mi amiga nos levantamos y fuimos hacia la escalera por la cual ingresamos. Y así, tan de repente como antes, volvimos a los pasillos del colegio para esperar nuestra siguiente clase. Y que Dios ayude a que podamos salir antes.





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