Capítulo 12: Disculpas.

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—¡Te dije que era tarde!
—¡Nadie me dijo que iba a haber cortes en la ruta!
—¡Es que no te fijas el reporte del tránsito!
—¿¡Por qué peleamos como un viejo matrimonio!?
—¡Porque estamos llegando tarde y odio llegar tarde!— gritó Bianca, mientras entrabamos al colegio, corriendo como psicópatas. —¡Nos vemos en el receso!

No tuve tiempo de gritar e vuelta antes de seguir corriendo, llego tarde a filosofía por más de 10 minutos y esto no podría estar peor.

>>Bien, hay que inventar una excusa creíble<<

¿Cuál, gran genio?

>>Yo no sé, vos sos el de la memoria fotográfica<<

En teoría somos la misma persona, sos mi conciencia...

>>Entonces empecemos a rezar para poder zafar de esta...<<

Vislumbré el salón y al llegar abrí la puerta con fuerza, más de la debida. Intentaba regular mi respiración, parecer calmado, pero no podía. El curso quedó en un silencio de cementerio; y la profesora me miraba expectante, con las cejas fruncidas y esos feos suéteres de colores opacos y patrones anticuados. Vi al alrededor, todos estaban tomando notas y la profesora ya tenía cosas escritas en el pizarrón, pero no fue eso lo que más llamó mi atención, si no ver a Mia sola... ¿Y Alma?

—¿Estas son horas de llegar, D'Angelo?— preguntó expectante.
—Disculpe profe, no tengo excusa más que decirle que me distraje... Por favor, no se va a volver a repetir

>> ¿Decir la verdad? <<

No hables.

—Bueno, dado que no puedo dejarlo afuera por favor pase y siéntese al lado de Morandi... Solo por ser la primera vez y no mentirme lo dejo pasar, que no se repita
—Si, gracias profe

Pasé mudo, sin decir palabra para sentarme al lado de la chica de ojitos bonitos. Mientras sacaba las cosas de la mochila eché un ojo al curso. Alma estaba sentada del otro lado del aula, hablando animadamente con un grupo de chicas que no reconocí; ignorando por completo a su prima. La chica de ojitos bonitos por su parte estaba embelesada mirando a la nada, apagada, sin ganas de hacer nada más que existir. Rápido me puse al corriente con la clase, aunque no sé qué carajo dijo antes de que yo llegue y por lo que tiene Mia en su tableta, la profesora si explicó cosas al principio de la clase.

—Muy bien chicos, a partir de esta clase tienen prohibido cambiarse de asiento— demandó la profesora y muchos se quejaron, Mía insultó en inglés, aparentemente es un hábito. —Necesitan poder interactuar con otros seres fuera de sus círculos sociales así que usaran mi clase para eso. Ahora bien, terminen de copiar y pueden retirarse, hoy increíblemente terminamos antes

Muchos empezaron a copiar con velocidad, queriendo salir rápido del lugar. Yo miré el pizarrón, memorizando todo el pizarrón y entendiendo el tema de la clase: el ser humano como ser social. Pocos minutos después comencé a guardar mis cosas mientras mi compañera de asiento imitaba a nuestros compañeros. Tragándome todo el orgullo y con voz firme, me digné a dar mi opinión.

—Deberías prestar más atención en clases Morandi, puede afectarte...

Mia me miró, tenía el ceño fruncido y dijo algo que no logré comprender por lo bajo, pero no se inmutó más allá de eso, ni siquiera hizo el intento de responder.

Salí con el corazón en la garganta y los hombros caídos, sentí que toda la fuerza de mi cuerpo se había esfumado en esa clase, por esos ojitos bonitos que ahora estaban tristes.

El Enigma Del AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora