Capítulo 46: Ratas y Cucarachas.

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La Cena del Don. Parte I.

Advertencia de violencia explícita en el capítulo, se recomienda leer con discreción.
(N/A: Al igual que los anteriores, en este capítulo los diálogos en cursiva serán conversaciones en italiano)

Ajuste mi zapato derecho de una vez por todas, era la tercera vez que me lo sacaba porque algo me molestaba en la planta de pie. Supongo que esa molestia son los nervios que me carcomen por lo que va a pasar. En mis oídos, su risa sonaba melodiosa e irritante a través de los auriculares.

—¿Por fin dejaste de sentir eso?

—Si, igual no importa... ¿Qué tal? ¿Cómo me veo? — pregunté modelando para ella.

—Delicioso, como siempre

—Princesa...

—¡Es la verdad! — reprochó con gracia. —Solo voy a decirte que ese es mi traje favorito— me fijé en la pantalla, sonreía con picardía.

Obviamente este traje es más que los otros... Con este traje fue la primera vez que dijo que me ama.

—Aunque parece que vas a un funeral... ¿Estás seguro de ir con ese y no con el verde?

—Con el verde fui a ver a Sofía, no puedo repetir traje, princesa

—¿Y la camisa? ¿Ir con algo blanco no sería dar una imagen más angelical?

—Yo voy por venganza y respeto, no me importa que me vean como satanás— admití tranquilo.

Me puse el reloj que me regalo JuanPa una vez más, es mi favorito. Al hacerlo tiré unos insultos al aire, tengo que estar saliendo ya para ir con Dante y ni siquiera empecé la pelea con mi corbata.

—Ya es tarde... ¿Verdad?

—Si princesa, lo siento... Solo hablamos de mi

—Es que todo esto es por vos, Bito— dijo con una sonrisa tranquilizadora. —Debes mantenerme al tanto... No me iré a dormir hasta que me digas que volviste sano y salvo a casa

—Está bien nena— admití con una sonrisa, nunca deja de recordarlo. —Nos vemos

—Chau, esmeraldas

Y sin más, el teléfono volvió a su pantalla principal. Suspire y salí disparado hacia el armario, saqué mi corbata y salí en búsqueda de alguien que pueda ayudarme. Llegué al salón, con la esperanza de que Dante ya esté ahí, pero no, solo estaba Bonna. Preparaba algo en la cocina, y olía de maravilla. La curiosidad me movió a paso cauteloso, y cuando ella se giró, evidentemente no esperaba verme.

—Oh, Gabo... No sabía que estabas aquí

—Si... Busco al nonno

—Oh, papá tuvo una reunión con unos socios minoritarios y salió tarde— dijo tranquila, terminando de limpiar la mesada de la isla. —Ya debe venir...

Asentí sin saber muy bien que más hacer. Me acerqué al espejo del recibidor, pasé la tela bajo el cuello de la camisa y comencé. Bien, la parte ancha está en el hombro derecho; crucé el ancho con el delgado cerca del cuello; hasta aquí todo bien. Subí el lado ancho por detrás del cruce y después debía... ¿Girarlo? Por un carajo, esta es la noche más importante de mi vida y no puedo hacer el cochino nudo inglés sin que parezca las trenzas de unos zapatos. Bufé exasperado, esto es insoportable.

—¿Necesitas ayuda con eso? — preguntaron a mi costado.

—¿Tenes idea de cómo hacer un nudo sin que parezca un enredo?

El Enigma Del AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora