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Alekei

Finalmente me había quedado yo al volante pero no le había permitido bajarse de mi regazo.

—Este no es el camino a mi casa. —dijo ella mirando a través de la ventana.

—No, estaría loco si te llevara allí ahora mismo. Tu sitio está a mi lado, donde pueda vigilarte. —repuse sosteniendo el volante con firmeza. —Vamos a nuestro otro apartamento.

Al llegar al edificio de apartamentos unas camionetas parecidas a las nuestras estaban ya aparcadas en frente.

Luego entramos con Denis, Sergey y tres hombres más siguiéndonos y cubriéndonos las espaldas hasta que estuvimos frente a la puerta. Allí les indiqué con un movimiento de cabeza que se largaran, quedando solo Denis y Sergey.

Lena observaba todo con atención y una sonrisa satisfactoria se puso sobre mis labios al pensar en que el toque femenino que le había dado a la decoración le había gustado.

Antes de ir con ella al dormitorio le dije a Denis y Sergey que me esperaran en la sala.

—¿Qué haces? —murmuró cuando empecé a desvestirla, empezando por su camiseta.

—Voy a revisarte.

—Estoy bien, no te preocupes, no me han dado. —ignoré sus palabras y la seguí desvistiendo.

Fui suave deslizando sus pantalones junto a su ropa interior hasta el suelo. Examiné su torso rozando la piel de su estómago, luego fui a sus piernas y caminé a su alrededor centrándome ahora en su espalda. Desvíe la mirada con rapidez al encontrarme con su voluptuoso trasero.

—¿Lo ves? Estoy bien. —habló tapando sus pechos.

Me molestaba que tratara de ocultarse de mi todavía, conocía a la perfección sus aureolas, todo, y aún así ella siempre se tapaba cada vez que podía.

Ella después fue a la cama y se metió bajo las sábanas, cosa que mis pelotas agradecieron.

—Volveré en seguida, sólo será un momento. —murmuré a su lado siendo incapaz de apartar mis ojos de su rostro.

Ella asintió con una sonrisa que me quitó el aire, pero aún así no me quedé contento. No quería alejarme.

Besé su frente aspirando el olor a vainilla de su pelo, y como si ella quemara me levanté con rapidez de la cama. Estuve a punto de irme cuando volví a acercarme besando sus labios, escuchar su risa hizo que mi corazón latiera desbocado.

Ya lyublyu tebya, lyubov'. —susurré en su oído besando su oreja. Ella sonrió una vez más repitiendo las mismas palabras que le había enseñado noches antes.

Después hizo el amago de incorporarse sobre el colchón con el ceño ligeramente arrugado al escuchar algo romperse en la sala de abajo.

—¿Qué es eso?

—No te preocupes. Deben de ser Denis y Sergey. —ella asintió despacio antes de volver a su antigua posición.

Cerró los ojos cuando mis manos fueron a su cabello y rostro, acariciándolos hasta que se quedó dormida, ignorando el ruido de la sala de abajo.

Bajando las escaleras me fijé en el ojo morado que ahora tenía Denis, la nariz rota de Sergey y los cristales del suelo.

—La próxima vez hacedme el favor de mataros fuera. Habéis interrumpido el sueño de Lena. —mascullé con una cara de pocos amigos.

Luego me senté en el sofá esperando a que alguno de los dos empezara a hablar.

—Esos cabrones de los mexicanos quedaron vivos. Uno de ellos fue el que empezó a disparar, ya está muerto. El otro no tenemos ni puta idea de donde esté. —masculló Sergey sujetándose la nariz al hablar con una mueca adolorida.

Despiadado Y Cruel [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora