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Lena

Un extraño ruido hace que abra los ojos y me incorpore en la cama con brusquedad. Mi respiración es errática mientras trato de divisar los objetos de la habitación en busca de eso que llama mi atención, pero al no haber luna es más complicado ver con la oscuridad de la noche.

Cuando escucho otro sonido parecido a un gruñido todos mis sentidos se alarman con inmediatez y me aparto de las sábanas para encender la lámpara de la mesa al lado de la cama.

—¿Quién anda ahí? —titubeo cogiendo las tijeras que siempre guardo debajo de la almohada.

Echo un rápido vistazo a todo el dormitorio hasta que mis ojos caen en una figura ennegrecida junto al desván. Cuando levanta su mirada dejándome ver esos ojos azules que no tardo en reconocer suelto un jadeo.

—¿Alek? —suelto en un grito ahogado antes de lanzarme a donde está.

Al estar más cerca suyo de inmediato me fijo en que se está tapando una zona del costado derecho con su mano.

—¿Estás bien?¿Qué te ha pasado? —musito al ver la cantidad de sangre procedente de esa zona.

Él a duras penas consigue asentir con la cabeza, después lo ayudo a sentarse en el sofá con miedo de hacerle daño en la herida.

—Quédate aquí. Iré a por un botiquín.
—hablo en un titubeo intentando no mirar mucho la sangre que traspasaba su camiseta.

Pero antes de que pueda dar ningún paso me coge de la muñeca empujando mi cuerpo hacia él hasta quedar en su regazo.

—Estoy bien, solo se me han soltado algunos puntos. —murmura con una voz ronca y su rostro escondido en la curva de mi cuello.

Por unos instantes me distraigo con su aliento en mi piel haciéndome estremecer ligeramente.

—¿Puntos?¿Qué te pasó? —murmuro con una voz ahogada, mis ojos se mueven con desasosiego sobre su camiseta manchada por la sangre.

—Tuve que irme de la ciudad. No pude avisarte.

Al levantarle un poco la camiseta mis ojos se abren con espanto al ver algunos hilos desprendidos de su costado y la herida abierta con la sangre saliendo de ella.

—Lo siento mucho por eso. —sus palabras ahora mismo no tienen ningún sentido para mí.

Él se está desangrando en mi cuarto y lo único que le importa es pedirme disculpas. Al estar a punto de decir algo me obliga a fijar mi mirada en la suya poniendo sus dos dedos a cada lado de mi mandíbula.

—Estoy bien Lena, deja de preocuparte. —habla en un tono suave acercando sus labios a mi rostro.

Cierro los ojos cuando empieza a repartir cortos besos por mi mejilla, después por mi barbilla hasta que llega a mis labios, pero antes de que pueda hacer nada más me levanto de su regazo con rapidez.

—No estás bien, te estás desangrando.

Él solo aprieta sus labios y trata de acercarse a mí en un rápido y brusco movimiento.

—Deja de moverte, te vas a hacer daño.

—Déjame ir contigo entonces. —habla levantándose del desván. Niego con la cabeza varias veces.

—No, quédate aquí. Hazme caso, por favor.

Se sienta a regañadientes y yo no dudo en sacar el botiquín de primeros auxilios que siempre conservaba en mi baño.

Después lo dejo a un lado del desván y con su atenta mirada en mí saco unas vendas, una aguja junto a un hijo de sutura y un poco de alcohol. No tenía ni idea de cómo debería de actuar ahora, así que solamente me deje llevar por mis instintos.

Despiadado Y Cruel [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora