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Alekei

Dos segundos después me desvestí con rapidez y me lancé al agua en su búsqueda, mandando a la mierda mi plan de mantenerla ahí por más tiempo para cabrearla más a sabiendas de saber lo mucho que odiaba mojarse y estar empapada.

La encontré a menos de un metro. Ella rodeó mi cuello con las manos y aferró sus piernas a mis caderas mientras yo impulsaba nuestros cuerpos hacia arriba.

En cuanto nuestras cabezas salieron a la superficie su mano impactó contra mi mejilla con tanta fuerza que rompió mi labio inferior, dejando un pequeño hilo de sangre. Mi miembro semierecto se terminó de endurecer con aquel gesto. Su pecho subía y bajaba con rapidez mientras me observaba con una rabia que intensificaba el verdor de sus ojos.

Después enredó sus dedos con mi cabello y tiró de él acercándome a su rostro para arremeter contra mi boca y dar comienzo a un beso hambriento. Sus dientes se clavaron en mi herida intensificando el dolor de mi labio a la vez que comenzaba a succionar con fuerza, atrapando cada gota de mi sangre.

Llevé una mano a su cuello y con la otra bajé sus pantalones dejándola desnuda de la cintura para abajo. No fue hasta que la impulsé hasta arriba y me enterré en ella cuando la dejé respirar por un minuto antes de apretar el agarre en su cuello. Sus ojos puestos en los míos reflejaban una mirada más hambrienta que la mía hacia ella.

Eso y los calambres de dolor que iban por mi falo por las recientes perforaciones al deslizarme en su interior me estaban haciendo perder la poca cordura que me quedaba hasta el punto de aumentar la fuerza del agarre de su cuello sin darme cuenta.

De su garganta empezaron a salir gemidos estrangulados mientras sus uñas dejaban cortes en mi espalda y hombro que me hicieron jadear de placer. Comencé a arremeter contra ella con más intensidad al sentir unas palpitaciones y una corriente ir desde mi pelvis hasta el glande y clavé los dientes en la piel de su cuello haciéndola sangrar al momento de expulsar el líquido casi blanquecino dentro de ella.

Observé la palidez de su rostro al estar perdiendo la poca capacidad de respirar que tenía y acaricié su cadera mientras la besaba y ella trataba de seguirme el ritmo hasta que terminó por desmayarse.

Luego salí del agua con ella colgando en mi hombro. Antes de llevarla al dormitorio seguí con lo que estuve a punto de empezar antes de enseñarle el vídeo. Ella tardaría varios minutos, o incluso horas en despertar.

Al terminar cubrí su cuerpo con mi camiseta y la llevé hasta la habitación dejando un pequeño rastro de gotas de sangre que me hubiera encantado limpiar con mi lengua en ese momento.

Tras dejarla en la cama me senté a su lado, esperando a que despertase. Alejé mi mano de su cabello trenzado al percibir las vibraciones en mis pantalones y respondí la llamada sin mirar el identificador.

—Tu padre está cada vez más cerca. Ah, y vete olvidando de volver a la casa de California, el muy cabrón la ha echado abajo. —masculló Denis del otro lado con unos disparos de fondo. —¡Blyat'!

—Di órdenes de ir primero a San Diego, ¿Qué coño hacéis ahí? —me aparté del teléfono con una mueca en los labios cuando los disparos y el ruido se hicieron más fuertes.

—Pura mierda con eso, en cuanto pusimos un pie allí se formó un baño de sangre. Esos hijos de perra casi me despeinan.

—¿Y ahora me avisas?¿Para qué tienes el jodido móvil? —repliqué entre dientes levantándome de la cama de golpe y comenzando a dar vueltas por la habitación. Los disparos del otro lado habían cesado un poco.

Despiadado Y Cruel [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora