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Lena


—Vale, me rindo. No tengo ni jodida idea de quién es este tío. —habla Grace a mi lado en un tono de derrota. —¿Y si pedimos ayuda a alguien externo a nosotras? —murmura tras una pausa con los ojos brillando con otra de sus tan magníficas ideas.

—¿Cómo a quién?

—No sé, a Dedos Mágicos por ejemplo, ahora mismo es nuestra mejor opción. —la miro con una mueca confusa, totalmente escéptica ante lo que acaba de decir.

—No. No, ni de broma.

—¿Por qué no? Está que se muere por ti, no va a dudar un segundo en ayudarnos. —habla como si fuera lo más obvio.

Está que se muere por follarme y luego volver a hacerme a un lado. Quiero corregirla, pero me dedico a negar con la cabeza y clavar mis dientes en mi labio inferior.

—Ni siquiera le conozco tanto como para pedirle este tipo de favores.

Ella suelta un bufido hastiada antes de sentarse a mi lado y mirarme con esos ojos verdes grisáceos.

—Lo sé, pero no conseguiremos nada por nosotras solas, es mejor que hablemos con él. Al menos para averiguar si el tal Sergio trabaja para él o uno de sus amigos. Con esa pista sabremos cómo actuar.

Arrugo los labios desviando la mirada. Sé que tiene razón, simplemente me parece incómodo hablar con él, y con lo metido que es no dudará en querer averiguar cada mínima cosa que me hubiera pasado con aquel hombre.

No me apetece dar explicaciones a nadie sobre lo sucedido y menos que aquel hombre muera por mi culpa.

—Está bien, lo llamaré y veré qué puedo hacer. —digo con resignación pulsando los botones de la pantalla.

La sonrisa de Grace se hace más grande cuando me pongo el móvil en la oreja, esperando a que lo coja.

Tampoco es muy tarde, así que no debe estar durmiendo. Una de las pocas que he aprendido sobre él es que dormir no es algo que le fascine mucho.


Alekei


Denis soltó una gran risotada llamando la atención de Sergey que le dió una mirada fulminante antes de reanudar sus paseos por la sala.

—Te juro que los voy a matar. —habló entre dientes apretando sus puños.

—No harás nada. Si les tocas un solo pelo, te volaré los sesos. —murmuré indiferente a la vez que hacía zoom en la pantalla para ver en qué zona de la ciudad estaba ella ahora.

Los puntos de los rastreadores indicaban que seguía en casa de Grace.

—¡Y una jodida mierda! Esa gente me fríe el cerebro, me roba. ¿Y tú pretendes que me quede como si nada? —en un par de pestañeos volví a centrar mi atención en él, dejando el móvil sobre la mesa con la pantalla bloqueada.

Denis trató de disimular una carcajada con una tos fracasando en el intento y buscándose otra mala mirada de Sergey.

—A mi no me mires princeso, yo no soy el culpable. —habló divertido levantando ambas manos en son de paz.

—¿Cómo me has llamado? —murmuró amenazante dando un paso hacia él.

—Haz el favor de tranquilizarte, Sergey, no conseguirás nada pensando en caliente. —hablé con una voz cansada.

—Quiero venganza.

—Sabes que no puedo concederte eso.

—Entonces búscate a otro idiota que le cuide el culo a tu princesita. —escupió dándose la vuelta con intenciones de caminar hasta la puerta.

Despiadado Y Cruel [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora