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Lena

En la actualidad


—Ese jarrón no lo quiero ver ahí. Y esta mesa he dicho miles de veces que va en el otro lado. —demanda mi madre dando vueltas por todo el recibidor. No es muy grande, pero con esa voz y ese ceño fruncido intimida a cualquiera.

Exasperada suelto un pequeño bufido antes de ir al baño a supervisar que mi maquillaje siga intacto. Odio venir a estas cosas, pero no tengo otra opción. Bueno si. Soportar las caras largas de mis padres y quedarme sin mi paga semanal.

Al volver me siento en uno de los sofás junto a Jason y saco el teléfono móvil que traigo en mi diminuto bolso. Faltan treinta minutos para dar comienzo a la inauguración de uno de los hoteles más importantes de mi madre, por lo tanto supongo que vendrá gente bastante importante.

Una parte de mi espera que él también venga. Sé que es real y que no solo existe en las fotos de mi móvil porque todavía sigo conservando algunos vagos recuerdos de él. Incluso me acuerdo de algunos detalles como sus tatuajes, o los rasgos borrosos de su rostro. Daría lo que fuera porque sean más nítidos.

—Esto es insufrible. —masculla mi hermano a mi lado, irrumpiendo en mis pensamientos.

—Y que lo digas. —respondo con una mueca. —¿Cómo me veo?

Me levanto y doy una vuelta completa mostrando el vestido negro con una raja en la pierna izquierda. La diadema de seda, también negra, resalta mi pelo rojizo.

—¿Estamos en un entierro y no me he enterado? —contesta antes de soltar una risotada.

—Muy gracioso. —digo irónicamente.

Al comenzar la velada van llegando los invitados que van siendo atendidos por los camareros del lugar ofreciendo canapés salados en las bandejas, otros llevan copas de champán o vino blanco. Sobra decir que todos van con ropas de etiqueta, incluyendo el uniforme de los camareros. Las primeras horas se resumen en saludar a algunas de las personas que supongo son conocidas de la familia.

Mis nervios todavía siguen intactos alimentando la pequeña llama de esperanza que comienza a apagarse. Cuando mi hermano va a una de las muchas terrazas que da a la parte trasera aprovecho para ir con él y tomar un poco de aire fresco.

Allí saco un paquete de Lucky Strike mentolados que le ofrezco, él niega con la cabeza y su mirada fija al frente. Al mismo tiempo que sostengo el cigarrillo entre mis labios y lo enciendo busco eso que tanto ha llamado su atención, encontrándome con dos hombres hablando de algo.

—Mira a quién volvemos a tener por aquí. —ignoro sus palabras estrechando mis ojos en aquellos dos.

Desconozco el porqué sus siluetas me resultan familiares, sin embargo, cuando uno de ellos se da la vuelta lo sé. Es el chico que había estado en mis sueños desde hace años.

En esos milisegundos en los que nuestras miradas se chocan dejo de respirar con normalidad, mi estómago se llena de esos revoloteos que siento al mirar sus fotos y mi pecho duele por la velocidad de los latidos como cada vez que me voy a dormir pensando en él, haciendo que me atasque con el humo del cigarro.

¿Qué tan tonto es que me sienta tan atraída por alguien que a durísimas penas conozco? Muy estúpido. Pero más estúpido es que en mi mente aparezca esa férrea idea de querer que él se sienta igual por mi. Él muy probablemente siga siendo demasiado frío como para sentir algo que no sea rabia y odio por alguien. Eso no ha cambiado con los años así que es imposible, y si es imposible lo quiero. Así es como funciona mi tonta cabeza al parecer.

Despiadado Y Cruel [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora