𝐏𝐀𝐑𝐈𝐒, 𝐓𝐄𝐗𝐀𝐒
Ella era la Estrella que más lo odiaba a él: él era la noche misma.
Mientras trabajan en el asunto que los han obligado a realizar; Él la mira, una sonrisa lobuna, recelosa, llena de secretos que se cuelan por la oscuridad de...
El viento se arrastra por su espalda, las faldas de su vestido se enredan en la hierba y su cabello baila gradualmente por la brisa mientras el sol desaparece y lo único que queda de él son contornos tenues de naranja en el cielo.
Lo ha visto irse cada día de ese verano.
Hay algo.
El viento le muestra el sonido del lago que la llama.
Adeline avanza hacia el lugar mientras el viento la sigue.
Su sombra se desdibuja en la hierba mientras continúa caminando hasta el lago, la luz cambia de cálida a fría y la luna la observa mientras se va despertando y el sol se va durmiendo.
Y ahí está.
Adeline lo ve en el lago.
¿Como? ¿Por qué él estaría allí?
Ha estado todos los días en el lago y jamás lo había visto.
Sus dedos se deslizan por su nuca, haciendo que las ondas de su cabello vuelvan a nacer desde la humedad, su espalda se extiende y se flexiona, las gotas de agua corren por todo su cuerpo, trazando caminos tentadores mientras él le da la espalda. El agua le llega a la cadera y él sigue sin notar su presencia. La luna finalmente los ilumina aún más, enfatizando su cuerpo mojado y probablemente gélido por la temperatura del agua a esa hora, pero de igual manera hay un vapor muy sutil emanando de él.
Lo lee a distancia, como si fuese uno de los libros más interesantes del mundo.
Y Adeline sabe que de alguna forma, lo es. Está rebalsado de secretos.
—¿¡Tom!? ¡Tom!
Su nombre se desliza por el lugar como las hojas bailan en el viento.
Él se voltea, en busca de la voz, casi percibiendo su presencia en la colina de pasto que resguarda el lago, pero ella, nerviosa, astuta, se esconde. La respuesta de Tom es un simple "Profesor", y mientras se acerca a la orilla, su figura húmeda resalta cada músculo. Se echa el pelo hacia atrás con naturalidad, ignorando la presencia de Adeline.
—¡Por Dios! Vas a contraer gripe del gato negro o algo peor, ven, he descubierto algo interesante...—la voz de Slughorn se pierde en el montón de árboles mientras Tom Riddle lo sigue a través de la oscuridad.
Hay algo amargo en su pecho. Ha venido a contaminar el lugar con su carácter.
Adeline lo ve irse entre las sombras de los árboles mientras se pregunta por qué Tom Riddle a utilizado sus últimos días de vacaciones para reunirse con Horace Slughron.
PARTE UNO
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