1 DE SEPTIEMBRE DE 1983, TIERRAS ALTAS DE ESCOCÍA, HACIA HOGWARTS.
Adeline desliza su mirada de las letras del periódico, alzando los ojos una vez más hacia su dirección, y ahí está él de nuevo, una sonrisa, recelosa, llena de secretos cruzando sus labios mientras el recuerdo de la vez en que ambos sangraron se aparece en su mente.
Tom Riddle le ha compartido el recuerdo, tal vez como una advertencia, o como una bienvenida. Sus ojos son como sombras en la oscuridad, hay un océano de noche en ellos, reluciendo muy lejanamente por los bordes de su iris.
Los colores detrás de él cambian de verde a gris, de un prado de césped esmeralda furioso a un rastro de niebla espeso, sus manos afiladas se mantienen sobre la mesita del vagón, hay un libro (que más tarde Adeline reconocería) entre ellas y él niega con la cabeza antes de volver a la infinidad de letras en las hojas amarillentas.
Junto a Adeline está Ron Weasley suspirando mientras mira a través de la ventana, Hermione Granger se ha perdido en un rompecabezas y Adeline sigue haciendo leyendo su periódico, esta atrapada en un artículo de un jugador de Quidditch que ha surgido como una rosa entre margaritas. El vagón de prefectos es deliciosamente silencioso, y mientras Adeline ignora la presencia de su compañero en el otro lado, trata de respirar tranquilamente.
Adeline Bennet se encuentra con la amargura personificada en él, una presencia repulsiva que ha tejido su vida con desdén y desdicha.
Desde tiempos inmemoriales, han sostenido una guerra educada, cordial, no estaban dispuestos a ser vulgares con insultos puros y sin planificar; en su primer año, por cada examen aprobado por Adeline, una rana podrida aguardaba sutilmente en cada plato que osaba probar y en cada libro que Tom leía le faltaban más de ochenta hojas que se han extraviado misteriosamente.
En sus últimos años de Hogwarts, la dinámica ha cambiado. Han cambiado a algo más agresivo. En las prácticas de Defensa contra las Artes Oscuras, ambos siempre han destacado como los mejores de la clase, por ello se han enfrentado continuamente, él contra ella, un deleite para Severus Snape observar cómo su rivalidad se aviva y florece con maldiciones y un odio creciente. Ambos son los mejores ejemplares para unas demostración de duelo y ataque en clase. Son duelos prolongados, ninguno jamás estaría dispuesto a ceder. Es un espectáculo para los estudiantes ver como ambos están hambrientos por ganarle al otro.
Tom destilaba una venganza más feroz que los propios dioses que danzan en la oscuridad de la noche. No estaba dispuesto a parecer débil.
Siempre había una risa burlona de su parte mientras a él le sangraba la nariz y ella se sostenía un corte abierto y ensangrentado en su frente.
Desde que Tom Riddle vislumbró en Adeline Bennet una amenaza para su posición y honor en las clases, Tom se dedicó a convertir su existencia en un calvario. La mera idea de ser superado en un examen desencadenaba su malevolencia, tejiendo un tormento constante en la vida de Adeline.
Pero ahora, Tom Riddle la ha estudiado detenidamente. Compartiendo un recuerdo con ella, utilizando algún tipo de legilimancia muy grotesco para mostrárselo. Apuñalando su mente para que viera claramente la memoria.
Lo había hecho antes, al menos lo de las miradas fugaces, mientras él trotaba sobre su caballo alado por los campos de Hogwarts para calentar, algo momentáneo, quizás hasta sin querer, cuando levantaba la vista del cuello de su caballo para ver el rostro de sus contrincantes, encontraba a Adeline allí, lo cual era correcto, ella era su principal competencia, pero Adeline pocas veces había correspondido con su mirada de vuelta. Él no estaba dispuesto a que lo descubriera observando, pero ahora parece más atrevido y dispuesto a que ella lo haga.
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Paris, Texas - Tom Riddle
Random𝐏𝐀𝐑𝐈𝐒, 𝐓𝐄𝐗𝐀𝐒 Ella era la Estrella que más lo odiaba a él: él era la noche misma. Mientras trabajan en el asunto que los han obligado a realizar; Él la mira, una sonrisa lobuna, recelosa, llena de secretos que se cuelan por la oscuridad de...