𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨

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23 DE DICIEMBRE DE 1983, HOGWARTS EXPRESS, HACIA A ALGÚN LUGAR AL NORTE DE ITALIA

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23 DE DICIEMBRE DE 1983, HOGWARTS EXPRESS, HACIA A ALGÚN LUGAR AL NORTE DE ITALIA.

El primer recuerdo de aquella mañana es aquel "Buenos días de nuevo, Bennet"

Puede que el infierno les abriese las puertas en pleno invierno, puede que todo comenzase precisamente allí y en aquel instante: La camisa con los botones desabrochados y las mangas remangadas, el traje de la fiesta desordenado y con el cuello bien expuesto, el cabello húmedo, la chaqueta en mano, un maletín y el invierno saludando con fuerza luego de una temporada fuera.

El frío les atravesaba el pecho, Riddle seguía con la misma ropa de la fiesta, pero su camisa está desabrochada y la corbata se ha extraviado en algún lugar.

Era una oscura mañana. Con aquel cielo lleno de nubes grises y pesadas.

Parece que el frío no lo apuñala como a la joven frente a él.

—¿He sido puntual?

Ella suelta un suspiro frío mientras su nariz amenaza con volverse un tono más rojo—Por desgracia...No me has dejado tiempo para prepararme mentalmente.

Adeline al llegar a su habitación durante la noche, ha empacado sin detenerse a pensar en que estaba guardando en realidad dentro de aquellos bolsos, una sensación de pánico y culpa le comía la nuca, le ardía en las arterias, su corazón latía y latía. Se ha dado una ducha rápida mientras un par de aurores administran el suicidio, se vistió con medias largas, zapatos mary-jane, un vestido de cuello alto, una chaqueta gruesa y deslizó un par de gafas de sol como si fuesen una tiara para retener los rizos que se querían atravesar en su rostro.

Adeline cierra los ojos, suelta un suspiro caliente que flota en la gélida mañana y su mente guarda cada detalle de aquel día. Como una cámara de video filmando desde que se encerró en su habitación con la sangre vibrando debajo de su piel, mientras arrugaba y arrugaba cartas que habían quedado desechadas para ser envidas a Anthony. Su mente sabe que es lo que ese día significa, pero tardaría años en comprenderlo y muchas más en racionalizarlo.

Una de sus cejas se curva hacia arriba—¿Gafas de sol para la nieve?

Ella pone los ojos en blanco y le responde—Es Italia. Nunca se sabe.

Hay una risa leve en respuesta mientras el  tren anuncia que deben comenzar a subir y se dirigen juntos hacia el vagón de prefectos, pero se separan y se pierden de vista entre toda la multitud que fermenta aromas a una post-fiesta.

Albus Dumbledore a decidido que les desdibujarían el terrible recuerdo  a aquellos alumnos que vieron aquel horrible suceso. La buena noticia es que la mayoría estaban asquerosamente borrachos (lo cual significaba un buen sermón al volver los primeros días de Enero) y el recuerdo ya estaba borroso en sus mentes sin necesidad de aquella suave legilimancia que les recorrería sus recuerdos.

Paris, Texas - Tom Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora