JUNIO DE 1984, TIERRAS ALTAS DE ESCOCÍA, HOGWARTS.
Había caído de rodillas junto a él.
Aquella noche, luego de la propuesta más importante de su vida, junto a un montón de premios, brindis y honores; ambos estuvieron envueltos en adoración y alegría. Ambos habían sido Perséfone y Hades en la tierra, siendo adorados por los mortales que los bañaban en champán del más fino y aplausos que habían durado varios minutos seguidos cuando Adeline levantó la mano, mostró el anillo y acto seguido él la besó en la frente, atrayéndola hacia su cuerpo por las caderas, poseyéndola y mostrándola como a un trofeo.
Adeline no se dio cuenta de eso.
Habían candelabros centelleantes que tenían diamantes cayendo como lágrimas desde sus extremos, iluminando el cielo con fragmentos de luz arcoíris y un tono muy blanco desdibujado, manteles y arreglos florales sobre mesas circulares, la pista de baile era muy parecida a la del baile de navidad, pétalos de rosas fluían por el aire como los copos de nieve durante el invierno, o como las cenizas flotando luego de que un incendio se comiese una ciudad entera. La música fue cambiando sutilmente y el salón estaba bañado en luz dorada.
Jamás dejaron de brillar en toda la velada. Adeline estuvo envuelta en un manto de brillo y luz, la prensa la adoró, clavaron sus lentes en ella y no la soltaron jamás. Todos notaron el detalle de que su vestido era el mismo azul de los ojos del joven que sonreía en su dirección cada segundo. Corazón de Bruja sacó buenos reportes para abastecerse por varias semanas. Incluso varios meses.
Hubo una breve recepción antes de que el director se pusiera de pie. El compromiso fue inesperado, por lo que Albus decidió que era mejor hacer una corta ronda de preguntas y dar una buena conferencia de prensa en lugar de arriesgarlos a preguntas desorganizadas mientras mordían un trozo de cordero.
Entrelazaron sus brazos y miraron hacia el frente.
—¿Como se sienten esta noche?
Tom fue el que respondió primero:—Él esfuerzo valió la pena—sus ojos azules eran intensos y envolventes.
Adeline sintió un leve rubor sobre sus mejillas:—Totalmente en shock. Fue...una sorpresa demasiado inesperada. Dicen que las mujeres siempre lo sospechan...pero ese no fue mi caso.
—¿No estaban juntos antes de esto?
Ella no supo que responder. Él se le adelanto una vez más:—No oficialmente.
Tuvieron un reflector blanco como la leche sobre sus cabezas durante varios minutos, estuvieron casi seguros de que podrían haberse quemado los ojos en cualquier momento si seguían un segundo más bajo aquel brillo irritante.
Pusieron en marcha cascadas infinitas de vino, champán, whisky y Brandy, por lo que la ronda de preguntas se dio por finalizada mientras el alcohol fluyó amablemente por los corazones de cada persona.
Dumbledore los premió personalmente antes de que el banquete estuviese servido. Encima de una especie de escenario, decorado elegantemente. Dumbledore miró con un extraño destello a Adeline, algo melancólico, raro, una expresión indescifrable, un murmullo en su alma, fue casi como cuando ponía la atención suficiente al silencio y oía al viento cantarle su propio nombre, se le apretó el pecho y se sintió aturdida cuando pasó de ella, luego suspiró con una sonrisa cuando llegó a Tom. Algo más sencillo. Más fácil de leer, ya que sabía que nadie en aquella habitación iba a detenerse a analizar aquel simple acto de cerca. Astuto.
Se acercó al costado de su rostro—Entonces, Hades, antes de que Orfeo sacase a su amada de entre los muertos, le murmura al oído: recuerda el juramento.
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Paris, Texas - Tom Riddle
De Todo𝐏𝐀𝐑𝐈𝐒, 𝐓𝐄𝐗𝐀𝐒 Ella era la Estrella que más lo odiaba a él: él era la noche misma. Mientras trabajan en el asunto que los han obligado a realizar; Él la mira, una sonrisa lobuna, recelosa, llena de secretos que se cuelan por la oscuridad de...