Lunes, 20 de junio de 2005.
*Televisa*
*Restaurante*─ Buenos días. ─ le dijo Victoria a César.
Estaba sentado solo, esperándola.
─ Buenos días, amor. Me dijiste que vendría, así que compré todo lo que te gusta comer.
Miró la mesa y sonrió.
Incluso el borde del pan, que a ella no le gustaba, ya lo había quitado.
─ Gracias. Te besaría aquí si pudiera. ─ Susurró mientras se sentaba.
─ Sigo sin entender por qué programaste nuestro café aquí. ¿Algo pasó?
─ Nada más que quería dormir un poco más y cada vez que vamos a tu casa tengo que levantarme muy temprano. ─ Hizo un puchero.
─ Cambiaste mis besos por horas de sueño, lo entiendo.
Ella río. ─ ¿Perdóname?
─ Sólo si terminamos de comer y vamos a tu camerino.
─ Prometo comer lo antes posible. ─ Victoria le guiñó un ojo.
***
*Camarín Ruffo*
César y Victoria estaban abrazados en el sofá, ya se habían perdido los labios.
Pasar el fin de semana separados era cada vez más doloroso.
─ No entendí lo que me dijiste por teléfono sobre él. ─ dijo César.
El "él" era Omar.
─ No ha venido estos días, dijo que el sábado tenía una cena muy importante y pensó que sería mejor quedarse en Pachuca.
Victoria sintió que César respiraba profundamente. ─ ¿Hasta cuándo seguirá huyendo?
─ No lo sé, pero en algún momento tendrá que venir.
─ Vivian también huye. ─ dijo.
─ ¿Hablaste con ella?
─ No exactamente, solo dije que necesitábamos hablar y creo que se imagina de qué se trata, porque pensó en ir a visitar a su madre.
─ Sería más fácil para todos si no lo hicieran.
─ No tardará, Carla no puede faltar a clase.
─ César... ─ Ella se enderezó para mirarlo. ─ ¿Crees que ella sería capaz de...?
─ ¿Intentar suicidarse? ─ César completó la pregunta sin dudarlo, ya que él también estaba pensando en ello.
─ Eso.
─ No lo creo. Viv... ─ Victoria hizo una mueca al escuchar a César decir el apodo cariñoso con el que llamaba a su esposa y él entendió. ─ Vivian estaba pasando por un momento difícil en aquello momento y yo sólo empeoré todo. Hoy en día está muy bien, más tranquila, no creo que vuelva a hacer algo así.
─ Qué bien. ─ Victoria fingió una sonrisa.
─ No te preocupes. Te prometo que esta vez nada hará que me rinda contigo. Finalmente seamos felices juntos.
Victoria sonrió.
Enamorado de esa sonrisa, César pasó sus brazos alrededor de su cintura, acercándola a su cuerpo. La respiración de él calentó su rostro.
Y entonces sus labios, en un beso voraz, calentaron todo su cuerpo.
***
Victoria no podía negar que estaba feliz, a pesar de todo, estaba feliz.
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LA TEKILA - HISTORIA DE VICTORIA Y CESAR
FanfictionLa Tekila conta la historia del amor prohibido entre Victoria Ruffo y César Évora, actores que se conocen protagonizando juntos una telenovela y cada día que pasa se acercan más, descubren intereses comunes, empiezan a disfrutar de estar juntos, has...