CAPÍTULO 62 - CELOS

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Pachuca
Casa de Victoria

Victoria celebró su cumpleaños en casa, con un evento íntimo y familiar. Rodeada de sus seres queridos, la celebración estuvo marcada por la sencillez y el cariño.
En el evento había pocos amigos venidos de la capital, pero eso no le molestaba a Victoria. Desde que se convirtió en primera dama, había hecho muchos nuevos amigos en Pachuca y fortalecido lazos con la comunidad local. Entre los pocos invitados del mundo del espectáculo estaba su compadre, Salvador Mejía.

Victoria se acercó a Salvador, quien regresaba a la mesa tras hablar con algunos invitados. Ella le tocó suavemente el brazo, con una sonrisa discreta.

― ¿Todo bien por aquí, compadre? ¿Necesitas algo? — preguntó ella con un tono cariñoso.

Salvador sonrió de vuelta, negando con la cabeza. — No, estoy perfecto. La fiesta está maravillosa, muy tú.

― Qué bueno que te esté gustando. — Victoria miró a su alrededor. ― ¿Y Nat?

Salvador señaló con el mentón hacia un grupo de invitados. — Platicando con una amiga por allá.

― ¿Todo bien?

― Sí, todo en orden. ¿Y tú? ¿Los niños? — preguntó Salvador.

― Estamos bien. Los niños también, como ya viste. Casi tres años y tienen más energía que nunca. — Se río mientras se acomodaba el cabello. ― Ya te enteraste que José está saliendo con alguien.

― ¡Ah, sí! — Salvador suspiró con una sonrisa. Es difícil de creer, ¿verdad? Pero sí, llegó el momento.

― No sé cómo voy a manejar eso cuando les toque a Vickyta y Anuar. — Victoria comentó con una sonrisa nerviosa.

― Prepárate! — Salvador rió. ― Esa etapa llega más rápido de lo que creemos.

― Ni me lo digas... — murmuró Victoria, pensativa. ― ¿Y tú, tienes algún proyecto nuevo?

― Sí, ya. — Salvador se animó. ― Liliana está desarrollando un remake de Pasiones Ardientes. ¿Te suena?

― ¿Pasiones Ardientes? — Victoria hizo una mueca de curiosidad. ― No me suena...

― Es un remake de una novela colombiana, Aguas Mansas. — explicó él. ― Algo más intenso, lleno de drama familiar.

― ¡Ah, ya sé! — Victoria asintió. ― ¿Y el elenco? ¿Ya está todo cerrado?

― Todavía no. Tenemos algunas ideas, pero nada seguro. — La miró con curiosidad. ― ¿Estás pensando en regresar a las novelas, Victoria? ¿Abandonar la política?

― No, no. — Negó con una sonrisa. ― Aún no. Me quedaré alejada de las cámaras un tiempo más, cuidando a los pequeños. Pero quería pedirte un favor...

Salvador arqueó una ceja, intrigado. — ¿Un favor? ¿Qué tienes en mente?

― Quiero que metas a César en esa novela. — Victoria dijo sin rodeos.

― ¿César? — Salvador se mostró sorprendido.

― ¡Sí! ¿Algún problema?

― No, es solo que... — Salvador dudó, buscando las palabras. ― Ha estado en mis últimas seis novelas. Habíamos acordado darle un descanso después de Mundo de Fieras.

― Por favor, compadre. — Victoria insistió, con un tono más serio. ― Necesito que lo hagas.
Salvador la observó por un momento, intentando entender el trasfondo de esa petición. — ¿Hay algo que deba saber? ¿Por qué estás pidiendo trabajo para él?

LA TEKILA - HISTORIA DE VICTORIA Y CESARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora