CAPÍTULO 48 - HILO ROJO

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Lunes, 14 de marzo de 2005.
*Televisa*

Victoria llegó casi tarde, así que se apresuró a su camerino a dejar sus cosas para poder ir a maquillarse.

Entró tan rápido, fue al baño, que ni siquiera notó una pequeña bolsa en su tocador. Pero al salir, pronto lo vio.

Lo abrió, dentro había una caja y un papel, tomó primero el papel.

"Hoy nos casamos por segunda vez
y quiero darle algo especial a la novia.
Hay dos regalos, uno para la boda de hace cuatro años
y otro para hoy.
— El futuro esposo más apasionado de todos."

Ansiosa, tomó la caja y la abrió, tenían dos pulseras rojas alrededor de un papel. Desabrochó las pulseras para poder leer lo que estaba escrito en el volante.

"Pulsera roja Akai ito.

Según la creencia china, los dioses atan un hilo rojo a los destinados a ser almas gemelas. Entonces, pase lo que pase, pase el tiempo, ese hilo puede estirarse o enredarse, pero nunca se romperá.

Todavía no sabía ni cuál era el disfraz, pero como la mayor parte del tiempo María tenía los brazos cubiertos y no se le veía la muñeca, se arriesgó a ponerse las pulseras.

Salió del camerino con una sonrisa en el rostro y los ojos brillantes. No había nadie que pasara junto a ella y no notara la felicidad que irradiaba. A la hora de maquillarse se juntaron varias mujeres y todas queriendo saber por qué Victoria estaba aún cantando.

Ana Layevska incluso bromeó que sería por la boda.

****

Victoria, ya lista, estaba leyendo el texto, mientras esperaba terminar las escenas que estaban grabando.

— Estás linda. – Al escuchar Victoria ya levantó la cabeza sonriendo.

— Gracias. Y tú también eres encantador. De hecho, el San Román siempre es maravilloso.

César se rió.

— ¿Quieres decir que Esteban es encantador?

— Muy.

─ María también es encantadora. ─ Ella sonrió cuando él se acercó. — Pero Ruffo, ella es fascinante, misteriosa y me encanta.

Victoria tragó saliva y miró a su alrededor. — César...

— Dile.

— Esta corbata combina con tus ojos verdes. ─ Él se rió de nuevo de su coqueteo.

─ Y blanco contigo.

─ ¿Te gusta verme de blanco?

─ Especialmente con la ropa interior.

Ambos se rieron de su respuesta.

─ La verdad es que no he cambiado de opinión.

Levantó una ceja y Victoria entendió de inmediato el significado.

Los colores que más amaba verla usar eran el rojo y el negro.

— ¿Vamos? Tenemos que casarnos.

César sonrió. — Vámonos antes de que la novia se escape.

*****

*Almuerzo*

César se sentó intencionalmente en una mesa lejana, ya que esperaba a Victoria y no quería que nadie se sentara con él antes que ella. Quince minutos después, apareció sin su traje blanco.

─ ¿Almorzando solo, esposo?

─ No creo que sea una buena compañía, esposa.

Se rieron, ella sabía que él la estaba esperando.

LA TEKILA - HISTORIA DE VICTORIA Y CESARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora