CAPÍTULO 45 - TAN SOLO TU

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No necesitó abrir los ojos para saber que ya se había despertado, ese dolor de cabeza que sentía era prueba de ello y los recuerdos de la noche también. Victoria entrecerró los ojos aún más y aunque sabía que no debería, sonrió ante los recuerdos y pronto la sonrisa se desvaneció.

Estoy loca.

Tampoco fue necesario abrir los ojos para saber que César ya no estaba con ella, ni en la cama ni mucho menos en la habitación, su cuerpo no lo sentía cerca, los latidos de su corazón, que se aceleraban cuando él estaba cerca, eran normales.

A diferencia de lo que Victoria imaginaba, no lamentaba en lo más mínimo lo que había sucedido entre César y ella. No solo no lo sentía, sino que se sentía aliviada, se sentía ligera, en paz... ¿Era eso lo que faltaba para el punto de su historia? Todo se había interrumpido tan rápido que no hubo despedida. Tal vez esa noche era la despedida que tanto necesitaban, por eso estaba sintiendo toda esta paz.

No tenía por qué estar peleando consigo misma para tratar de olvidar el pasado y mucho menos lo que había sucedido. ¡Fue imposible! Sí, su relación había terminado horriblemente, pero antes habían vivido una historia de amor tan bonita. Ese tipo de historia de amor inolvidable. Fue una tontería querer olvidar, especialmente la noche anterior... Esa fue una noche que no se olvida.

***

César miraba, a través de la ventana, ese nuevo día que parecía estar nublado, el sol luchaba por asomar. Podía estar mirando todo esto, pero no lo estaba viendo, sus pensamientos aún estaban todos dirigidos hacia Victoria y la noche que tuvieron, ¿qué consecuencias tendría eso? ¿Victoria se enfadaría con él? ¿Lo culparía? Pero ella lo deseaba tanto como él. Y como ella quería.

César todavía no podía creer que realmente hubiera sucedido. Volvió a tener a Victoria entre sus brazos, podía sentir esa piel suave, era como volver a la vida, como si Victoria le hubiera robado la vida hace cuatro años y se la hubiera devuelto anoche. Se sentía como si estuviera respirando de nuevo tan pronto como estuvo dentro de ella otra vez.

Pero entonces, ¿por qué en ese momento se sentía sofocado? Porque lo de anoche no borraba el hecho de que Victoria era una joya que ya no podía tener.

Ella era el cielo que él nunca podría tocar.

***

¿Te echaron de la cama, amigo mío?

— ¿Qué? ¿Me tiraron? ¿Quién? No había nadie en mi cama. ─ César respondió rápido y nerviosamente.

Mejía rio.

─ Cálmate, es solo una forma de hablar. Ya estás aquí tan temprano y dormimos tan tarde.

— No pude dormir.

— ¿Sucedió algo? ¿Quieres conversar?

César consideró si debía o no hablar con Mejía sobre lo que le molestaba.

— No pasó nada. Creo que es solo insomnio.

Mejía lo estudió. — Espero que superes este insomnio pronto. ─ Mejía le tocó el hombro y luego se fue.

No había nada que resolver, estaba absolutamente seguro de que Victoria estaba arrepentida, les iba a decir que lo olvidaran, eso si fingía que ni siquiera recordaba lo que había pasado. Era la cara de Victoria para decir que estaba borracha y no recordaba lo que hizo y César ya se estaba preparando para escuchar eso. Quizás era la mejor solución, había aprovechado al máximo la oportunidad que tenía, porque sabía que no volvería a pasar y era maravilloso.

***

─ No quiero irme. — Dijo Margarita a todos en la mesa desayunando.

— Yo tampoco. ─ Sabine estuvo de acuerdo.

LA TEKILA - HISTORIA DE VICTORIA Y CESARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora