CAPÍTULO 13 - TE QUIERO

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— Buenos días, mi vida. — dijo César al ver que se había despertado.

— Buenos días, mi amor. — Ella lo miró a él, que sostenía una bandeja.

— He traído nuestro desayuno.

César estaba sin camiseta, sólo llevaba pantalones cortos, con el pelo mojado, lo que indicaba que ya se había duchado.

— ¿Llevas mucho tiempo despierto?

— Un poco, caminé por la playa y luego preparé nuestro desayuno.

Como prueba de la ajetreada noche que tuvieron, Victoria estaba desnuda bajo las sábanas, al sentarse se envolvió el cuerpo con una sábana, a pesar de todo le seguía dando vergüenza mostrarse desnuda ante él fuera de los momentos de placer.

— He dormido mucho, ¿por qué no me has despertado? — Colocó la bandeja sobre la cama.

— Sé bien que no te levantas temprano y que además estabas muy cansada. — Respondió, esbozando una sonrisa traviesa.

— He dormido muy bien, he tenido una noche perfecta, mejor dicho, he tenido un día perfecto. Gracias.

— Gracias a ti, me haces un hombre muy feliz.

— Y yo la mujer más feliz, a pesar de todo.... — Victoria agachó la cabeza, pues había recordado que tenían otra realidad.

— Por favor, no hablemos de ello ahora. — Se acercó a ella y le dio un tierno, pero profundo beso.

— Tengo hambre. — Ella dijo.

— ¿Comida?

— Sí, la comida... también. — Dio énfasis indicando que no sólo tenía hambre de comida.

— Vamos a comer, no quiero que te mueras de hambre.

— A tu lado sería una bola de tanto comer.

— Sería la bola más hermosa.

— No sé si seguirías pensando lo mismo cuando te aplaste.

— Sabes que te estoy imaginando gorda encima de mí y aplastándome. — Se reía.

— Eso no sería nada agradable.

— Pero como casi siempre me quedo arriba no corro ese riesgo.

— Hay momentos en los que eres tan Federico.

— ¿Yo? No creo que te guste mucho Federico.

— ¿Y por qué piensas eso?

— Es muy rudo, salvaje...

— ¿Y crees que no me gustaría?

— Tal vez... — Ella le miró fijamente.

— Tal vez se equivoque.

— Es bueno saber que te gusta un Federico.

— Federico es un gran hombre, tal vez si Cristina lo quisiera cambiaría, estoy convencida de que hace todo eso para llamar su atención.

— ¿Así que el amor es capaz de cambiarlo todo?

— Por amor, el ser humano es capaz de hacer cosas inimaginables.

— ¿Qué harías por amor? — Su pregunta fue directa.

— Quizás antes sería capaz de todo por un amor grande y verdadero, pero no tendré un amor más verdadero que el que siento como madre, por este amor soy capaz de todo. Por mi hijo soy capaz de dar mi vida. — César se quedó sólo en silencio tratando de descifrar a la mujer que tenía delante.

LA TEKILA - HISTORIA DE VICTORIA Y CESARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora