Cortejo

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La casa estaba decorada con sutileza y elegancia, con tonos cálidos y detalles que creaban un ambiente acogedor. Pequeñas velas adornaban cada rincón, proporcionando una luz tenue y romántica.

En la mesa, Harry dispuso cuidadosamente una mantelería refinada y vajilla de calidad. Centros de mesa con flores frescas añadían un toque vibrante, mientras que la iluminación se ajustaba para realzar la atmósfera íntima.

La cena, preparada con esmero, incluía un exquisito plato principal que combinaba sabores y texturas. Cada detalle reflejaba la dedicación de Harry para hacer de la velada algo inolvidable.

A pesar de la espera por la llegada de Louis, la casa estaba impregnada de una calidez que anticipaba momentos especiales y memorables.

El alfa le sugirió al omega que fuera a buscarlo y lo llevara a su hogar, pero Louis se negó, argumentando que prefería tomar un taxi y dirigirse por sí mismo al lugar del alfa.

Aunque el alfa insistió en su deseo de recoger a Louis, este último, con una sonrisa juguetona, insistió en su independencia y la idea de tomar un taxi. Finalmente, acordaron encontrarse en la casa del alfa, donde la anticipación de la velada especial crecía con cada minuto que pasaba.

El timbre resonó, y Harry, nervioso, abrió la puerta al sonriente Louis. El omega lucía encantador con un suéter blanco a rayas marrones y un pantalón que realzaba su figura esbelta. Su cabello castaño estaba peinado con esmero, y sus ojos azules reflejaban emoción.

Deja de parecer un gran idiota, y si algo.

-Ho-hola, Lou -titubeó Harry al abrir-. Te ves increíble.-

Louis, tímidamente, devolvió la sonrisa, -Gracias, Harry. Tú también te ves muy bien.-

Tras un breve abrazo, Harry, con cierta ansiedad, lo condujo hacia la mesa.

-Quería que esta noche fuera especial -comentó Harry-. Así que me tomé mi tiempo para prepararla.-

Louis, aún algo tímido, admiró el entorno y expresó: -Es p-preciosa. Has hecho un trabajo increíble.-

El apodo "alfa" resonaba en la mente del omega, preguntándose si debía usarlo. Sin embargo, sus labios se cerraron inmediatamente, eliminando la posibilidad.

-Vamos a la mesa, Lou.- murmuro el rizado.

Louis se sentó con elegancia en la mesa, observando con atención cada detalle del entorno. Mientras tanto, Harry comenzó a traer la comida con cuidado, sus ojos verdes brillando con determinación.

Louis se acomodó en la mesa mientras Harry le traía un exquisito platillo. -Aquí tienes, Lou. Es un risotto de champiñones con hierbas frescas, ¿qué te parece?-

Louis notó cómo la presencia del rizado lo sumía en una mezcla de emoción y nerviosismo. Observó los platos exquisitamente presentados con una atención que denotaba su intento de disimular cualquier rastro de ansiedad. La ferocidad del alfa pura sangre, palpable en el aire, hizo que su pulso se acelerara de manera sutil.

Louis sonrió agradecido. -Se ve increíble, Harry. Gracias.-

El aroma de las hierbas frescas y los champiñones llenó sus sentidos, pero su mente estaba dividida entre el placer culinario y la tensión que emanaba del alfa.

Harry, con esa habilidad innata para leer las emociones, percibió la tensión en Louis y decidió aligerar el ambiente. -Este risotto es uno de mis favoritos de hacer. Espero que lo disfrutes tanto como disfruté preparándolo para ti.-

Louis, agradecido por el gesto, dio el primer bocado. El sabor exquisito le robó un suspiro, pero su atención no dejaba de volver a la figura imponente del alfa que estaba frente a él.

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