El celo llegó antes de lo esperado; si bien era irregular, nunca lo tomaba así. Normalmente, el primer día en que su cuerpo dejaba salir su aroma natural significaba que quedaban entre dos a tres días para que comenzara su celo. Pero esta vez, fueron simples horas.
Después de despertar en los brazos de Harry y decirse "te quiero" por primera vez, ninguno podía despegarse del cuerpo del otro.
Y ahí comenzó, cuando un gemido se le atravesó y su cuerpo comenzó a transpirar. Estaba en celo.
-Alfa, por favor, ayúdame - suplicó entre lágrimas, aferrándose con desesperación al brazo del mayor, sus uñas dejando marcas en la piel.
Harry luchaba por contener la respiración, concentrándose en mantener la calma y evitar que su lobo se apoderara de la situación. Cada fibra de su ser anhelaba responder al llamado del instinto, pero se resistía con todas sus fuerzas.
-No, omega. No así - dijo con voz firme, apartándose bruscamente del menor mientras buscaba frenéticamente su teléfono, tratando de mantener el control sobre la creciente tensión en la habitación.
-¿El alfa no me quiere? - sollozó el omega, abrazando sus piernas con dolor, sintiendo cómo la agonía se apoderaba de cada fibra de su ser -Me duele mucho, alfa, por favor, ayúdame - gimió, notando cómo el sillón se empapaba bajo su cuerpo tembloroso.
-Lo hago, te quiero más de lo que te imaginas, Louis, y por eso no voy a dejar que esto suceda así - dijo, abriendo la bandeja de contactos en el celular del omega. Con manos temblorosas, buscó el nombre de Liam y presionó el botón de llamar.
-¿Lou? - resonó en el altavoz, interrumpiendo el tumulto de emociones que inundaba la habitación.
-Liam, soy yo. Harry. ¿Puedes venir lo antes posible? Tal vez con Niall - rogó Harry con urgencia, desviando su mirada hacia Louis, quien se retorcía y sollozaba de dolor, aferrándose desesperadamente a los almohadones del sillón.
El tiempo se había detenido, y en medio de ese torbellino de sensaciones, porque allí estaba. Estaba todo lo que Harry había pedido y lo tenía frente a el. El néctar a su disposición, de la misma flor. El dulce aroma a paraíso, sintiéndose más dulce a cada segundo, pero también más prohibido, más peligroso.
-Harry, ¿sucede algo? - inquirió Liam, captando la gravedad de la situación a través del teléfono.
-Louis entró en celo, ¿puedes venir? - la voz de Harry temblaba con la ansiedad.
-En 10 estoy. Lo llegas a tocar y te mato - respondió Liam con una seriedad que resonó como un eco amenazador antes de que la llamada se cortara abruptamente.
-Oh, Harry, alfa, te necesito por favor - rogó Louis con voz entrecortada por el dolor y la urgencia.
-Lou, omega, no me hagas eso. No puedo, realmente no puedo - susurró Harry entre dientes, luchando contra la marea de instintos que amenazaba con arrastrarlo.
-¡Alfa! - gritó desesperado cuando otra oleada de calor lo azotó, dejándolo aún más vulnerable a los caprichos de su biología.
Harry inhaló profundamente, permitiendo que el aroma embriagador de Louis lo invadiera por completo. Podía sentir su lubricante, su dulce humedad impregnando el aire a su alrededor. Cerró los ojos con fuerza, tratando desesperadamente de contener la tormenta que se desataba dentro de él.
Con una determinación dolorosa, tomó uno de los almohadones del sillón y lo impregnó con su propio olor antes de colocarlo al lado del omega, ofreciéndole un atisbo de consuelo en medio del caos.
Sin detenerse a pensar demasiado, Harry se precipitó hacia el baño, encerrándose entre las cuatro paredes mientras esperaba la llegada de Liam. No podía permitirse perder el control, no cuando la fragilidad de su resistencia se tambaleaba al borde del abismo.
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Vínculos Profundos
RomanceEn un mundo donde las jerarquías laborales estaban marcadas por prejuicios injustos, Louis encontró su escape. Trabajando con el apuesto y amable alfa Harry en la empresa Styles, dejó atrás a su antiguo jefe, un insensible idiota que había limitado...