Mama

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-¿Crees que estoy presentable? -cuestionó Louis, limpiando el sudor de sus manos en sus vaqueros.

-Sí, omega. Ya me lo has preguntado unas cuatro veces, estás muy hermoso. No debes estar nervioso. -respondió Harry, dejando caer su mano sobre la rodilla de Louis en un gesto tranquilizador.

-¿Qué no debo estar nervioso? ¿Sabes lo importante que es esto? ¡Es tu madre! ¿Y si le caigo mal? Dios mío- Louis expresó con ansiedad.

-Lou, mi vida... no debes preocuparte, te lo digo en serio. - Harry trató de tranquilizar a Louis con sinceridad en su voz.

-Harry... eso no ayuda. Mira, conocer a tu madre es un gran paso, sé que ella tiene un gran peso en tu vida. Pero entiéndeme, siento que es importante caerle bien a la madre de mi alfa - Louis expresó con sinceridad, compartiendo sus preocupaciones con su pareja.

Harry suspiró con suavidad mientras observaba cómo el semáforo cambiaba a rojo. Aprovechó el momento para juntar sus labios con los de su omega, sus labios se encontraron en un suave baile. En medio del dulce roce de sus labios, Harry susurró:

-Lo que piense mi madre no va a definir cuánto te amo, Lou. Aparte, ella te amará.-

-Esta bien.- susurró.

El semáforo se puso en verde, interrumpiendo el breve pero momento de intimidad. Con un suave suspiro, Harry avanzó lentamente, dirigiendo su atención de vuelta a la carretera mientras conducía.

Louis observó el perfil del alfs, dejando escapar un suspiro tranquilo. ¿Realmente debía preocuparse? Se preguntó a sí mismo mientras miraba al frente.

El viaje fue bastante corto, y pronto llegaron a una zona residencial encantadora. Grandes casas bordeaban las calles, con niños correteando y riendo alegremente por el vecindario. El ambiente era tranquilo y acogedor, lleno de calidez y vida.

Harry se estacionó frente a una casa de color blanco, impresionante en su tamaño y belleza. Los ventanales enormes y las cortinas floreadas añadían un toque de encanto y elegancia al lugar.

Con un suspiro de satisfacción, Harry miró la casa y dijo -Aquí estamos.-

La emoción y el cariño resonaban en su voz mientras contemplaba la casa que representaba tantos recuerdos y momentos compartidos con su familia.

Con una sonrisa cálida, Harry bajó primero del auto, extendiendo una mano para abrir la puerta del pasajero para Louis. Con gentileza, ofreció su mano al omega, invitándolo a salir del automóvil y acompañándolo con ternura hacia la casa.

Juntos, caminaron hacia la puerta de entrada, Harry tocando la puerta con sus nudillos. En pocos segundos, fueron recibidos por una mujer de cabello oscuro, una sonrisa radiante iluminaba su rostro, y sus ojos verdes brillaban con alegría.

-¡Harry, cariño! -exclamó la mujer, abriendo sus brazos para abrazar a su hijo con cariño.

Harry correspondió al abrazo con afecto, disfrutando del calor familiar que siempre encontraba en los brazos de su madre. Luego, la mujer volvió su atención hacia Louis con una sonrisa amable y extendió su mano en un gesto acogedor.

-Y tú debes de ser Louis. Harry me ha hablado mucho de ti. Es un placer conocerte, querido -dijo con calidez.

Louis devolvió la sonrisa con gratitud, sintiéndose bienvenido y apreciado en ese nuevo entorno familiar. Juntos, cruzaron el umbral, caminando hacia el comedor.

El ambiente en la casa era acogedor y lleno de calidez, con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas y pintando patrones suaves en el suelo de madera.

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