Estaba furioso, podía sentir su cuerpo temblar, su corazón bombeaba rápidamente su sangre mientras sus pulmones luchaban por oxigenar su cuerpo en un esfuerzo desesperado.
Sus manos se aferraban al volante, haciendo que sus nudillos se pusieran blancos por la presión ejercida. El interior del auto era una nube de odio, expulsada directamente de la boca del alfa. No le importaba nada más que ir lo más rápido posible, sin preocuparse por pagar una multa o las consecuencias. Lo único que importaba era que había encontrado a Conor Murray, el bastardo que había arruinado la vida de su omega.
Después de meses de búsqueda sin éxito y pistas que llevaban a callejones sin salida, finalmente lo había encontrado.
Conor Murray, un alfa promedio de 34 años, trabajaba como empleado en una empresa en Radcliffe, a solo 25 minutos de Manchester. El muy idiota había cambiado su nombre y todos sus documentos para desaparecer. Habían pasado nueve años desde que destruyó la vida de su omega, un adolescente de apenas 15 años que solo necesitaba amor y respeto.
Lo iba a matar, a despedazar, y no le importaba que lo vieran haciéndolo. Quería romper cada hueso de su cuerpo y hacerle sentir el mismo dolor que Louis había soportado durante tantos años, un dolor que no supo cómo manejar. Su sed de venganza no tenía límites.
Y todos los días sin descanso habían valido la pena, porque allí estaba, la imponente estructura de la empresa donde trabajaba esa mierda, erguida frente a él como un monumento a la injusticia. Cada hora perdida en el trabajo, cada momento de distracción en las interminables reuniones, cada beso no dado a Louis como hubiera querido, todo había sido un sacrificio necesario. Porque ahora estaba allí, en ese preciso lugar, listo para hacer justicia.
No sabía si era Onix o él quien se había bajado del auto; la rabia lo embriagaba y su cuerpo se movía por instinto, como una bestia en busca de su presa. El rugido del motor aún resonaba en sus oídos, el eco de su furia resonando en el aire tenso que lo rodeaba. La fachada de la empresa parecía desafiarlo, como si supiera lo que estaba por ocurrir en su interior.
Cada paso que daba hacia la entrada era un eco de su determinación, cada músculo tenso y preparado para la confrontación que se avecinaba. Los detalles del edificio se grababan en su mente, las luces parpadeantes, las sombras que se cernían sobre las paredes de vidrio. Todo era una antesala del inevitable choque que estaba por venir.
El frío metal del picaporte resonó como un llamado a la batalla, y con un empujón decidido, la puerta cedió ante su avance. El vestíbulo se extendió frente a él, un laberinto de pasillos y oficinas que ocultaban a su presa. Su respiración era un rugido sordo en sus oídos, el eco de su furia resonando en el silencio tenso del ambiente.
-Hola, buenos días, señor. ¿A quién busca? -habló cordialmente la secretaria, una joven omega con sonrisa algo descolorida y cabello castaño.
-A Nicholas Johnson -murmuró el nombre falso del alfa, apretando los dientes, luchando por contener el gruñido que su pecho albergaba.
No había vuelta atrás ahora. Estaba decidido a encontrar a ese bastardo y arrancarle la garganta, a hacer justicia por todo el dolor que había causado. Y nada, ni nadie, iba a detenerlo en su camino hacia la redención.
-Sí, claro. ¿Usted tiene una reunión con el señor Johnson? ¿Me dice su nombre así lo comunico con su oficina? -pidió la secretaria.
-No, cariño. No te preocupes, Nicholas es mi primo -rió-. Se olvidó su teléfono en mi casa y vine a dejarlo. ¿Puedo pasar por su oficina? Tal vez merezca un regaño. -añadió con astucia, tratando de disimular su verdadera intención.
-Oh, comprendo. Por supuesto, señor... -la secretaria asintió con una sonrisa, aparentemente convencida por la historia-
-Max Johnson -respondió, inventando rápidamente un nombre que sonara creíble.
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Vínculos Profundos
RomanceEn un mundo donde las jerarquías laborales estaban marcadas por prejuicios injustos, Louis encontró su escape. Trabajando con el apuesto y amable alfa Harry en la empresa Styles, dejó atrás a su antiguo jefe, un insensible idiota que había limitado...