Querer

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El alfa no soltó al omega en ningún momento, expresando que esta era la primera vez que olía su distintivo y quería que quedara marcado en su memoria para siempre.

Así que Louis permaneció en el regazo del alfa durante la mayor parte de la mañana, permitiendo que Harry hundiera su rostro en la fuente de su aroma cuando quisiera.

-Tu lobo es muy posesivo- bromeó Louis, tomando la corbata de Harry entre sus dedos.

-Lo siento, no pude controlarlo. Me tomaste por sorpresa y no pude actuar rápido. Bajaste todas mis barreras, Lou. Siento que Onix se haya puesto así, hace semanas que quiere salir desde que te conoce- se disculpó Harry con sinceridad.

-Es tierno- respondió Louis, con una sonrisa cálida. -Me gusta Onix, es un lindo nombre.-

Las palabras de Louis trajeron un destello de alivio a los ojos de Harry, quien sintió cómo se disipaban las últimas tensiones que habían persistido desde el encuentro inicial. Era reconfortante saber que su omega no solo aceptaba a Onix, sino que lo encontraba adorable en su peculiaridad.

Con un gesto de gratitud, Harry tomó suavemente la mano de Louis, entrelazando sus dedos en un gesto de complicidad y conexión.

-¿Podemos irnos, quieres?- susurró Harry con ternura.

-Apenas va a ser medio día, no podemos irnos.- rió Louis por la ocurrencia del alfa.

-Sí podemos, además quiero cocinarte y estar a tu lado todo el día- susurró Harry, besando el cuello del omega con suavidad. -Amo cómo hueles.-

La propuesta de Harry llenó el corazón de Louis de alegría y emoción. La idea de pasar el día juntos, lejos del ajetreo de la oficina y el mundo exterior, era irresistible.

Con una sonrisa radiante, Louis asintió -Esta bien, pero que sea la ultima vez-

-Si, omega- promete besando los labios del omega y dejando que este se baje de su regazo.

El alfa apagó su computadora con un clic decidido y, con la destreza de un malabarista, organizó algunos papeles en su portafolio. Asegurándose de tener todo lo necesario, esbozó una sonrisa satisfecha mientras extendía la mano al omega.

-Harry, no sé si sea la mejor idea que salgamos así, tomados de la mano -susurró, mordiéndose el labio con nerviosismo.

-¿Y eso por qué lo dices? -murmuró, alzando una ceja con curiosidad.

-Eres mi jefe, el dueño de la compañía, y yo... sabes que no podemos simplemente pasear como si nada, tomados de la mano -explicó el omega, con una mezcla de preocupación y deseo en su voz.

-Sabes que me importa muy poco lo que piensen los demás, ¿verdad? Además, no me preocupa que no salgamos tomados de la mano... Llevas horas aquí, es obvio que estamos tramando algo. Además, ¿sabes qué es lo mejor? Que huelo más a ti que a mí, y eso me encanta. No tengo ningún problema en proclamar a los cuatro vientos en mi empresa que he descubierto el paraíso -murmuró, mientras tomaba la cintura del omega.

Con una sonrisa tímida, Louis desvió la mirada, sintiendo el calor de la mano de Harry en su cintura. -Harry, entiendo lo que dices, pero... no sé si esté listo para dar ese paso tan público -murmuró Louis, con su característica timidez, mientras jugueteaba con los pliegues de su camisa, sintiéndose atrapado entre el deseo y la cautela.

Harry, con una comprensión tierna, depositó un suave beso en la mejilla de Louis, reconociendo su delicadeza. -No te preocupes, Lou. Esperaré hasta que estés listo -susurró con calidez, antes de apartarse con una sonrisa alentadora. -Ve tú primero, espérame en el estacionamiento -añadió.

Harry observó a Louis liberarse con delicadeza y salir de la oficina con mejillas encendidas. Con una sonrisa sutil, Harry siguió su camino hacia su secretaria, Beatrice.

-Beatrice -la llamó con amabilidad.

-Se-señor Styles -tartamudeó, poniéndose de pie con ligera ansiedad-. ¿Necesita algo?-

-Oh, no te preocupes. Solo venía a decirte que me retiraré por el resto del día. Si llega a llamar algún cliente, coméntale que no me encuentro, pero que mañana a la misma hora estaré disponible para recibirlo -explicó Harry, con calma, antes de despedirse con un gesto gentil y dirigirse hacia el estacionamiento.

Harry camino hacia el estacionamiento con una felicidad palpable que irradiaba en su rostro. No podía creer que después de meses, sentiría el aroma del omega por primera vez, como si estuviera sumergido en un paraíso de sensaciones. La fragancia fresca y dulce del limón se entrelazaba con la suavidad de la miel, mientras la canela añadía un toque de calidez y firmeza a la mezcla. Era como saborear una limonada helada en pleno verano, acompañada de las galletas de miel y canela que tanto disfrutaba. Simplemente exquisito, un banquete para sus sentidos que lo dejaba anhelando más.

Harry se dirigió hacia el ascensor con pasos ligeros, sintiendo aún la emoción burbujeante en su pecho. Al subirse al ascensor, presionó el botón de la planta baja y observó cómo las puertas se cerraban lentamente. Mientras el ascensor descendía, se ajustó la chaqueta con gesto elegante, preparándose para salir al mundo exterior.

Al llegar al piso principal, las puertas del ascensor se abrieron con un suave zumbido, revelando un pasillo pulcro y lleno de actividad. Harry avanzó con confianza, saludando con una sonrisa a algunos empleados que se cruzaban en su camino. Algunos le devolvían el saludo con entusiasmo, mientras que otros lo miraban con curiosidad, quizás intrigados por su salida repentina o la nueva fragancia en su cuerpo.

Una vez en el estacionamiento, Harry divisó a Louis apoyado en su auto, absorto en su teléfono. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Harry al verlo, sintiendo un cosquilleo de alegría en su pecho.

-Lou-llamó con suavidad, acercándose al omega.

Sus ojos se posaron con ternura en el rostro del omega, admirando la curvatura de sus labios y la suavidad de sus rasgos iluminados por el sol. Con delicadeza, rodeó la cintura de Louis, saboreando la dulzura de su aroma antes de depositar un suave beso en su mejilla.

Antes de que sus labios pudieran separarse completamente, Louis se estremeció ligeramente y su voz, suave pero cargada de precaución, rompió el momento de intimidad.

-Harry... espera -murmuró, con una mezcla de deseo y preocupación-. Alguien podría vernos...-

Harry asintió con comprensión ante las palabras de Louis. Con un gesto suave, retiró sus labios de la mejilla del omega y se separó ligeramente, sintiendo una sombra de preocupación cruzando su rostro.

"Harry, sé paciente", susurró el lobo, su voz resonando con calma y fuerza interior. "Nuestro amor es más grande que cualquier barrera externa. Con el tiempo, el mundo aprenderá a entender la profundidad de lo que compartimos".

Las palabras de Onix, como un faro en la oscuridad, llenaron a Harry de renovada determinación y esperanza, recordándole que su conexión con Louis era un regalo que valía la pena proteger y nutrir. Con un suspiro tranquilo, Harry abrió la puerta del auto, listo para enfrentar lo que el futuro les deparaba con valentía y confianza en su amor compartido.

-Entiendo, Louis -susurró Harry con gentileza, antes de deslizar una mano por la espalda del omega, guiándolo hacia la puerta del auto.

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