Abrazo

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Quizás había sido la mejor semana de Harry en años; se encontraba más feliz que nunca. Durante exactamente siete días, Louis pasaba por su oficina para desayunar con él. Harry lo esperaba con un tulipán y alguna carta u otro objeto, siendo recibido por los brillantes ojos azules del omega y su sonrisa que iluminaba toda la habitación.

Por supuesto, los besos no pasaban desapercibidos. Harry notaba la timidez y cariño de Louis, quien amaba expresar afecto para hacerlo sentir especial. Aunque el omega no sabía expresar con palabras su agradecimiento, sus labios se unían a los del alfa en unos simples segundos, algo que Harry encontraba fascinante.

Louis no entendía por qué accedió al cortejo, sabiendo que Harry gustaba de él y que era un buen alfa. No necesitaba demostrar la lealtad del alfa mediante un cortejo, pero disfrutaba de la marca aromática de Harry, su cuerpo impregnado con el profundo aroma a café y chocolate, junto con el refrescante de la menta, aunque no fuera amante del café, el amaba las feromonas del alfa.

También disfrutaba cuando Harry se ponía nervioso, una rareza en los alfas, especialmente en los pura sangre. Harry, siendo la excepción, parecía derretirse ante Louis, convirtiéndose en un caramelo que se derrite por el sol, siendo Louis ese sol.

Louis sabía que los alfas pura sangre podían comunicarse con su lobo y entendía que el lobo de Harry no se había mostrado aún debido a la falta de feromonas del omega. Harry deseaba presentarle a su lobo, lo sabia, Louis notaba la frustración del alfa al intentar inhalar su esencia sin éxito. También tenía conocimiento que Harry era un alfa más que respetuoso y evitaria preguntar sobre el uso de supresores.

En ese momento, mientras desayunaban en la oficina del alfa, Harry recibió una llamada. Tan pronto como atendió, las feromonas del alfa cambiaron, y Louis no podía identificar la razón. Observó cómo Harry fruncía el ceño, visiblemente molesto o tal vez triste, con sus ojos desorbitados.

Louis se quedó en silencio, pasando sus ojos azules por el rostro del alfa sin saber qué hacer. No podía usar sus hormonas para tranquilizarlo; parecían casi no existir en su cuerpo, generando una sensación de impotencia frente a la desconcertante situación.

Las palabras de Harry, entrecortadas y cargadas de fermonas, llenaban la habitación, revelando una conversación intensa y conflictiva. Louis percibía la frustración y el enojo a través de la postura tensa de Harry y los gestos expresivos que acompañaban sus palabras.

El omega observo con atención, esperando que la tensión en el rostro del alfa se disipara, pero la llamada continuaba su curso, sumergiendo la oficina en un tenso silencio, roto solo por la voz acalorada de Harry al otro lado del teléfono.

Después de varios minutos de incertidumbre, Louis sintió la necesidad de romper el tenso silencio. Con determinación, se levantó de su silla y se acercó a Harry. Sin decir una palabra, se sentó sobre el alfa, abrazando su pecho y apoyando sus labios sobre su corazón.

Nuestro omega nos esta intentando calmar.

El gesto de Louis buscaba transmitir consuelo de una manera más íntima y física. Sus brazos rodearon el gran cuerpo de Harry con firmeza, como si pudiera protegerlo de las tormentas emocionales que lo envolvían. Mientras sus labios descansaban sobre el corazón del alfa, Louis esperaba que el latido constante y reconfortante pudiera ser una suerte de ancla para ambos en medio de la discordia.

La conexión silenciosa entre ambos se volvió palpable, y Louis, a pesar de no poder usar sus feromonas como desearía, confiaba en que el contacto físico podría transmitir el apoyo y la comprensión que las palabras no podían expresar en ese momento tenso.

El alfa suspiro, posicionando su mano anillada en el cuero cabelludo del castaño, mientras sus dedos se entrelazaban suavemente en sus mechones. En ese silencio cargado de emociones, Louis podía sentir la respuesta de Harry, un susurro en la calma que envolvía sus corazones entrelazados.

El contacto físico hablaba un idioma propio, reconfortante y revelador. Las tensiones del momento parecían disiparse gradualmente, dando paso a una conexión más profunda que las palabras a menudo no podían alcanzar.

La atmósfera en la oficina del alfa se volvió más tranquila, como si el gesto de Louis hubiera actuado como un bálsamo sobre las heridas emocionales de Harry. Aunque la llamada aún persistía en el fondo, la presencia reconfortante del omega creó un espacio de calma en medio de la tormenta.

Los latidos compartidos, la conexión física y la comprensión sin palabras tejieron un vínculo que trascendía las feromonas y las expresiones verbales. Louis permaneció abrazado a Harry, siendo un refugio sólido en la tormenta emocional del alfa.

Con el tiempo, la tensión en el rostro de Harry cedió. Colgó el teléfono, cerró sus ojos verdes y suspiró tranquilo, deslizando sus manos por la cálida piel del omega.

-¿Mejor? -susurró el castaño.

Nos quedemos un momento más, esta es la mejor sensación en la tierra.

-Sí -respondió con los ojos cerrados. El omega intentó levantarse del regazo de su jefe, pero este lo retuvo fuerte contra su pecho, junto a su corazón. -Un momento, por favor, Lou. -

Los latidos de sus corazones parecían sincronizarse mientras permanecían abrazados. Harry acariciaba con ternura el cabello de Louis, creando un momento de calma en medio de la tormenta emocional.

-Lo siento, Louis... yo no -murmuró Harry.

Louis alzó la mirada, encontrando la sinceridad en los ojos verdes de su jefe. -No importa, Harry. Estoy aquí contigo, pase lo que pase.-

El alfa sonrió levemente y, con suavidad, depositó un beso en la frente del omega. -Gracias por entender.-

Ambos permanecieron abrazados, compartiendo un momento de paz en medio del caos.

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