Nunca se cansaría de admirarlo, de perderse en el brillo de sus ojos, en los mechones de su cabello castaño, en la forma encantadora de su nariz de botón, en esas arrugas adorables que adornaban cada lado de sus ojos o en el dulce rubor que coloreaba sus mejillas.
Oh, cómo amaba a ese omega, y no concebía la idea de sobrevivir sin tenerlo a su lado. Para él, Louis era el aire que sus pulmones ansiaban, el sol que hacía florecer las plantas, o simplemente, su destino.
Louis era la creación de la luna destinada a unirlos, a ser uno para el resto de sus vidas y más allá. Cada historia para dormir que su madre le contaba cuando era niño cobró vida en el momento en que sus ojos se posaron en Louis por primera vez.
Lamentaba no haberlo encontrado antes, mucho antes, pero ahora estaban juntos. Sabía que su lobo no se equivocaba aquel día cuando rugió en su pecho en busca del pequeño castaño de ojos azules. A simple vista, Louis parecía un beta, con sus hermosas curvas y su rostro angelical. ¿Quién habría pensado en un omega sin olor? Sin ese aroma distintivo que volvía locos a los alfas. Pero allí estaba su omega, utilizando supresores, eliminando su aroma hasta que llegaba el celo.
Ese día fue el mejor de su vida, descubrir el aroma de Louis, esa esencia paradisíaca. Se sentía el alfa más afortunado al tenerlo entre sus brazos, al ser marcado por su omega con un aroma a limón y miel, con un toque de canela. Era simplemente celestial, y anhelaba con todo su ser poder olerlo en cada momento del día, día y noche, en cada respiración, tenerlo allí, presente. Pero sabía que no era así, y eso entristecía un poco a su lobo. Más aún al saber que su celo se aproximaba, recordándole que debía hablar con Louis antes de regresar a Londres.
Llevaban ya cuatro días en Francia, en la hermosa Costa Azul, y les quedaban tres días más antes de que terminara su estancia. Sabía perfectamente que su celo llegaría en 5 días, y realmente no quería lastimar a Louis. Aunque él también lo deseara, aunque su lobo ansiara tener a un hermoso omega gimiendo para él, no podía arriesgarse a dañarlo. Sabía que sus anteriores parejas no soportaban a un alfa puro en celo, y preferiría morir antes de lastimar a su omega. Así que debía decirle a Louis que, al llegar al Reino Unido, se ausentaría por un par de días.
No podía permitirse ocultarle la realidad, aunque el pensamiento de separarse de él por unos días le causara un dolor inmenso.
-¿Qué tanto me miras? -cuestionó en un susurro, mientras acurrucaba su mejilla en el pecho de Harry.
-¿Cómo sabes que te miro? Estabas durmiendo -respondió Harry con voz divertida, deslizando suavemente la mano por la espalda de su omega.
-Siento tu mirada -respondió, aún con los ojos cerrados.
-Ahora eres vidente, ¿eh? No sabía que mi omega tenía ese poder -rió.
Con un suspiro de contento, Louis levantó la cabeza para encontrarse con la mirada chispeante de Harry. Sus ojos verdes brillaban con una mezcla de afecto y travesura, y Louis no pudo evitar sonreír ante la imagen.
-¿Qué más secretos guardas, omega mío? -preguntó Harry con un brillo travieso en los ojos, jugando con un mechón de cabello de Louis.
Louis entrelazó sus dedos con los de Harry, disfrutando de la sensación reconfortante de su contacto.
-Tal vez tenga algunos trucos bajo la manga -respondió Louis, con una sonrisa pícara.
Harry rió suavemente, inclinándose para plantar un beso suave en la frente de Louis.
-Me encanta cada uno de tus secretos, mi omega -susurró.
Louis cerró los ojos, dejándose envolver por el calor reconfortante de Harry y sintiéndose agradecido por tenerlo a su lado.
La atmósfera tranquila y relajada llenaba la habitación mientras Harry y Louis compartían esos preciosos momentos juntos.
-¿Tienes hambre? -preguntó Harry después de unos segundos, rompiendo el silencio.
-Un poco -respondió el castaño, mientras deslizaba suavemente su dedo sobre la mariposa tatuada en su abdomen.
-Bien, vamos a desayunar -propuso el alfa, consciente de la importancia de alimentarse adecuadamente para empezar el día.
-Mhm, solo un segundo más. Estoy muy cómodo aquí -murmuró.
-¿Así que me vas a usar de almohada mientras muero de hambre? -rio Harry con cariño-. Ya es tarde, debemos comer algo, mi vida.-
Harry se separó suavemente de Louis, haciéndolo gruñir ligeramente al sentir el cambio, moviéndose con renuencia lejos del cálido abrazo de Harry. En respuesta, Harry le robó un rápido beso en los labios fruncidos de Louis, desencadenando otro gruñido juguetón de su parte.
-Tengo mal aliento- murmuró Louis con un tono adormilado mientras se deslizaba fuera de la cama y se dirigía al baño con un ojo medio cerrado.
Harry no pudo evitar reírse ante el comentario. -Mmm, delicioso- respondió Harry con una sonrisa mientras también salía de la cama y se dirigía al baño.
Desde el baño, se escuchó el grito de Louis. -¡Qué asco!-
Con una sonrisa aún en los labios, Harry entró al baño, rodeando la cintura de Louis y dejando besos en su cuello mientras este se lavaba los dientes.
-Buenos días a ti también, mi lindo omega- susurró, provocando un escalofrío en Louis.
-¿Tu plan siempre fue conquistar a tu empleado para traerlo a Francia y seducirlo? ¿O me equivoco?- cuestionó Louis, escupiendo la pasta de dientes.
-Uff, me atrapaste- rió Harry, girando a Louis por la cintura y mirándolo a los ojos-. Siempre fue mi plan- susurró cerca de los labios de Louis.
-Oh, no. Debes lavarte los dientes antes de besarme- negó Louis, tapando la boca del alfa con diversión.
Harry asintió, siguiendo las indicaciones del omega, y se lavó los dientes mientras Louis encendía la ducha y esperaba a que el agua se calentara.
-¿Ahora puedo besarte?- cuestionó Harry mientras secaba su boca y rodeaba la cintura de Louis, apretándolo suavemente contra la pared.
Louis sonrió con picardía, disfrutando de la cercanía con Harry. -Solo si prometes que te lavaste bien los dientes -respondió juguetón, mientras Harry se acercaba lentamente, anticipando el suave roce de sus labios.
Harry asintió mientras sus labios se encontraban con los de Louis en un beso cargado de deseo, provocando un suave gemido de placer en los labios del omega.
El gemido de Louis hizo que Harry apretara ligeramente su agarre en la cintura del omega, respondiendo al deseo. El tiempo parecía detenerse mientras se perdían en el beso, explorando el sabor y la textura mutua con anhelo.
Finalmente, el beso se desvaneció, dejando a Harry y Louis respirando entrecortadamente.
-Creo... creo que ya debería entrar a bañarme -sugirió Louis, rompiendo el breve silencio con una sonrisa tímida.
-S-sí -asintió Harry, separándose de Louis con relutancia mientras se encaminaba hacia la puerta del baño.
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Vínculos Profundos
RomanceEn un mundo donde las jerarquías laborales estaban marcadas por prejuicios injustos, Louis encontró su escape. Trabajando con el apuesto y amable alfa Harry en la empresa Styles, dejó atrás a su antiguo jefe, un insensible idiota que había limitado...