CINCO

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Katalina

no sé que hora era, pero poco me importaba. Quería dormir un año entero weon, era lo único que necesitaba para ser feliz en estos momentos.

y como siempre, es como si alguien tuviera un complot en contra mía porque nunca se me cumplían los deseos.

no quise abrir los ojos, pero alguien me obligó cuando tiró de mis frazadas hacia atrás dejándome en el frío.

odiaba el invierno.

—Ay, déjame dormir.—me moví inquieta en la cama como si me estuviera dando un ataque. Hasta que sentí una risa masculina, pero no era la de hombre que tanto me había gustado escuchar. No, era de un engendro.

—Levántate, antes de que llegue la mamá.—el colchón se hundió por su peso y no me quedó más que abrir los ojos, encontrándome a mi copia, pero más fea y hedionda.

bueno, yo era su copia porque él era el mayor...

abrí las medias pepas cuando recordé al pelinegro que suponía todavía dormía abajo, así que me levanté echa un peo hacia el comedor.

pero cuando llegué no había nadie.

» ¿Buscai al weon?—pregunta mi hermano divertido.—Lo eché cagando apenas llegué.

—¿Cómo?

me acerqué al sillón y solo estaba la frazada que le había dejado ayer. Mi corazón se hundió un poquito al ver la decepción en la cara de mi hermano.

—Sí po, que andai trayendo weones a la casa.—negó con la cabeza.—Y todo machucao. ¿En qué andai metida, Katurra?

—En nada oh.—tomé la frazada y me fui a mi pieza.

—¿Y qué hacía ese weon aquí entonces?

el insoportable del Cristián me siguió hasta mi pieza nuevamente, no sé que sacaba con querer ponerse sobre protector ahora si en mis dieciocho años nunca lo había hecho.

—¿Qué te importa? Yo no te decía nada cuando traiai a la Noemí a escondidas.—guardé la frazada y me percaté que la ropa del Cogollo estaba escondida en mi closet, hasta las zapatillas las había dejado aquí.

aguanté una risa imaginando que se había tenido que ir a pata pela.

—Porque conozco al Cogollo po.—se me borró la sonrisa cuando lo nombro.—No quiero que te metai con él, ni quiero verlo cerca de ti ¿Me escuchaste?

—Sí oh, si fue de ayer nomás.—rodé los ojos.—¿Y de qué lo conoci?

se quedó mudo el aweonao, por dárselas de bacán claramente la había cagado. Tenía una idea más o menos de en lo que andaba metido mi hermano, pero me daba mala espina saber que estaba involucrado el Alonso también.

—De por ahí.—se limitó a decir.—Más encima le pasaste mi pijama favorito del colo. Está firmado por Matías Fernandez po.

me cagué de la risa.—¿Cómo queri que te lo recupere si me prohibiste acercarme al Alonso?

sus ojos se entrecerraron y me despeino.—Acércate solo para recuperarlo. Dile que si le llega a hacer algo, le sacó la conchetumare.—me advirtió enojado.—Ganas no me faltan.

dicho eso salió de mi pieza. No me gustaba pensar en las andanzas de mi hermano, pero que conociera al Alonso ya era mucho.

aunque supongo que daba lo mismo, total según él mismo lo iban a "rajar". No le creía mucho, ahora que lo pensaba.

apostaba que el lunes lo iba a ver de nuevo haciéndose el bacán con las minas y el bajo perfil entre los weones.

(...)

COGOLLO CULIAODonde viven las historias. Descúbrelo ahora