ONCE

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Katalina

a pesar del contexto, la semana anterior había sido pulenta y me había quedado con las ganas de seguir así. Pero lamentablemente tenía que volver al liceo.

—¡Amiga! Te extrañé tanto.—lloró la Danae cuando nos juntamos en la entrada del liceo. Era más dramática si me había ido a visitar todos los días, menos los que trabajaba.—Ahora que chambeas tienes menos tiempo para mí.

—Llorona.—me reí y la abracé.

entramos abrazadas al liceo, aunque sentía más miradas sobre mí de lo habitual lo que me ponía nerviosa. No quería ser foco de cahuines.

—¡Katita!—el Gaspar me extendió sus brazos y solté a la castaña para abrazarlo de lado de pura cortesía. Su olor a marihuana y perfume de hombro inundó mis fosas nasales, era tan característico de él.—¿Cómo estai, vándala?

—Con moretones y consecuencias psicológicas.—me encogí de hombros.

—Tengo que admitirlo, cuando caché que la Aylin te había agarrado pensé que te iba a hacer pico, pero me sorprendiste.—aplaudió contento.—Me cae bien la negra, pero tú sabi que te apoyo a ti.

—¿Gracias?

—El Tony es tu fan número uno dijo.—miró a la Danae y se acercó a ella.

caché que los desubicados se iban a comer, por lo que me giré antes de ver cualquier cosa que alterara mi paz.

no me gustaba el Gaspar para mi amiga, pero no me quedaba más que apoyarla.

—Tss, tan temprano y andan comiendo frente a los pobres.—apareció el Tony.

me sorprendió su cambio de look, ya no tenía visos, ahora era completamente castaño. Y de hecho, eso lo hacía verse mejor.

resaltaba sus facciones y sus ojos cafés. Lo que me gustaba del Tony era que siempre sonreía, como que no importaba la persona que fuera él andaba feliz como perro con dos colas.

nunca lo vi de otra forma, hasta que la Danae me dijo que estaba interesado en mí. Siempre me pasaba que me comenzaban a interesar cuando veía interés de parte de ellos.

—Hola.—lo saludé rompiendo el silencio que se había formado entre nosotros apenas nos miramos.

—Hola Katalinda.—achinó más sus ojos.—¿Qué tan machuca estai ahora?

—Del uno al diez, un cuatro.—él rió.—Me gusta este nuevo cambio de look.

instintivamente se llevó una mano al pelo y alzó las cejas.—Gracias, peronme sentía vacío sin mis reflejos.

me reí nomás.

igual últimamente estaba pensando seriamente en comerme con él, así luego podíamos hacer dos pa dos con la Danae.

» ¿Te puso mucho color el cogolllo?—me sorprendió que mencionara ese nombre.—Ah, es que como son amigos y él con la negra también.

—No somos amigos.—me apresuré a negar.

—¿Por eso le tiraste un pan con huevo?

el pan con huevo me iba a perseguir todo lo que quedaba de vida escolar.

—Es que había asumido algo sobre él y me tenía enrabia.—expliqué con vergüenza.

—Chuta.—se rió nervioso.—Nunca te haré enojar entonces.

siento que yo era la fome porque nunca podía encontrarle el hilo a la conversación con él, como que o me quedaba callada o solo me reía como tonta.

no me dejaba mostrar mi potencial conversador.

COGOLLO CULIAODonde viven las historias. Descúbrelo ahora