Aylin
la odiaba.
y la odié por muchos meses porque no soportaba verla y no poder evitar compararme.
con su pelo largo natural y sano.
sus ojos enormes y expresivos.
su sonrisa perfecta y llena de inocencia.
su cuerpo curvilíneo y delgado.
y no soportaba ver al Matías cada vez más enamorado de ella, como sus ojos se desviaban hacia ella cada vez que estaba en el mismo lugar que nosotros.
hubieron otras y lo sabía, pero casi siempre era en carretes, cosas de una noche. Ella no, ella había llegado a su vida y decidió quedarse.
ella lo hizo.
mi mamá siempre me decía que los hombres no eran fieles, estaba en su naturaleza andar de flor en flor y si es que amaba al Matías como decía hacerlo, aquello no debía importarme siempre y cuando yo fuera la primera en su corazón.
y lo era, hasta que llegó ella.
todavía recuerdo cuando le pillé los mensajes, me juró que nunca más iba a hablarle, mas en nuestro cumple mes cuando fui a sorprenderlo los pillé.
siempre pensé que el amor no debía doler, que debía sentirse como una taza de té luego de un frío desolador.
pero era demasiado ingenua.
ni siquiera tenía amigas verdaderas, lo único que tenía era al Dylan y al Alonso.
y se topó con ella.
¿Me hace mala amiga no querer que esté con ella por muy feliz que se vea? Sé que no debería ser egoísta y menos con mi mejor amigo, pero no puedo perdonarla.
ella sabía. Aquello siempre se cruza por mi mente cuando la veo.
—Aylin.—la voz suave del Tomás me trae de vuelta a la realidad porque desde ayer que estaba sumida en mis pensamientos.
amo con todo mi corazón al Alonso y significa tanto para mí, casi como un hermano, sin embargo, verlo con ella es algo que no puedo soportar.
—¿Ah?
sus manos se posan en sus caderas y me mira con desconfianza, tiene puesto un delantal de cocina y una de sus manos sostiene una espátula con la que esta haciendo panqueques.
—Ni siquiera te has comido los primeros que hice.—se quejó como cabro chico.—¿Qué wea te pasó? Andai entera perdida desde ayer.
con el Dylan habíamos pasado la noche aquí luego de que el Alonso nos vino a dejar.
ahora el Dylan se encontraba durmiendo a raja suelta, mientras el Tomás como buen dueño de casa nos estaba haciendo el desayuno.
el Tomás se había vuelto bastante cercano al Dylan luego de que el grupo que teníamos se había disuelto.
la Josefa las había cagado y aunque en un momento creí que era por mí, supe que en realidad estaba picada porque siempre estuvo enamorada del Alonso.
y eso no me gustó, la mayoría de mis "amigas" se habían acercado a mí por los chiquillos y saber que la que consideraba mi mejor amiga también lo había hecho, me dolió.
» Otra vez te perdiste.
me quedé pegada viendo los panqueques y de a poco sentí mis ojos humedecerse, hace tanto tiempo que no lloraba.
y me hacía tanta falta.
—Perdón.—apenas sentí las lágrimas bajar intenté secarlas, pero me fue imposible no parar de llorar.—Perdón, es que... Ay, no sé.
