VEINTIOCHO

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Katalina

creo que en mis vidas pasadas hice algún atentado, algún genocidio o algo muy grave porque de verdad no entendía el nivel de mala cuea que tenía.

como si estuviera pagando el karma de mi familia entera y la de Chile completo, eso que ni creía en esas weas.

algo debía tener ¿Por qué conchetumare cuando era el mínimo de feliz algo tenía que pasar?

como ahora que estaba intentando subir las escaleras para irme a mi casita, pero el aweonao máximo del Matías no me dejaba pasar.

—Muévete po, tonto weon.—murmuré ya chata de que cuando me cambiara, él hiciera lo mismo.

—Andai fina.—se rió.—Oye Kata ¿Puedo hablar contigo?

me quedé tiesa en el escalón y no pude evitar el latido rápido de mi corazoncito.

—¿Qué queri?—apoyé mi espalda en la baranda y lo miré hacia arriba, éramos casi del mismo porte pero debido a la distancia ahora se veía mucho más alto.

y muy en el fondo, no pude evitar sentirme pequeña.

—Simpática.—volvió a reír y me pareció un sonido tan raro, al que una vez estuve acostumbrada, pero claramente ya no.—¿Cómo estai?

observé a mi alrededor atónita buscando rastro de cámaras ocultas o alguna weona qe estuviera grabando una broma pal tiktok, pero sólo estábamos los dos.

¿Por qué ahora? Luego de meses sin hablarme, ni mirarme.

¿Qué wea había cambiado?

—Bien.

a veces deseaba ser menos corazón de pollo y tratar mal a la gente, pero no me salía. En situaciones así, siempre me quedaba callada.

culpaba al Cristián porque él había sacado todo el temperamento de mierda de mis progenitores.

—¿Si? Me alegro, Kata.—me sonrió provocando que sus ojos se achinaran. Si bien el Matías no era de esos weones bonitos, pero algo tenía que antes me había dejado embobada.—La pulenta te veís más feliz.

—¿De eso queri hablar?—arrugué la frente. ¿Qué wea le importaba a él?

—No, no.—negó con la cabeza y se puso un poco rojo.—Es que hace caleta que no sabía nada de ti.

se veía tan perkin que no pude evitar sentir vergüenza ajena. ¿De verdad me había comido con él?

—Si no vai a decir alguna wea importante, me voy.—justo me vibró el celular en el bolsillo del poleron, así que lo saqué.

me estaba llamando la Danae.

la muy maldita no había venido hoy y ni siquiera me había mandando un mísero mensaje para avisarme.

y el Alonso tampoco había venido, de hecho no lo veía desde nuestra cita. Y tampoco es como si lo tuviera en alguna red social.

así que hoy estuve sola solin solita.

—Supe que te pegaron.—levanté la vista del celu para mirarlo.—Perdón.

mi corazón volvió a acelerarse y sentí algo en la guata, casi como si se hubiera formado un nudo.

nunca lo había escuchado disculparse.

» No pensé que la Aylin estuviera tan pica todavía.—se rascó la oreja nervioso.

¿Ah?

COGOLLO CULIAODonde viven las historias. Descúbrelo ahora