QUINCE

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Katalina

Diosito por qué me haces sufrir tanto.

me hubieras matado antes de presenciar como el Cristián culiao se pega el show.

—¡Cogollo Culiao!—gritó nuevamente, esta vez con más fuerza.—¡Sale conchetumare!

miré al Alonso con vergüenza, pero éste no parecía molesto, es más una sonrisa le adornaba el lindo rostro.

—¿Tu hermano?—preguntó la señora Martita con diversión, supongo que ya estaba acostumbrada a esos tratos.—Voy a decirle que estás bien...

—No, mamá. Si me busca a mí.—se levantó el Alonso y me miró, sus ojos me recorrieron lentamente hasta que se acercó y bajó por completo la polera. No caché que la tenía media levantada.—Quédense aquí los cuatro.

no había cachado que detrás de su mamá se encontraba el Sebita, solo me dejaba ver la mitad de su rostro y parecía tener miedo.

Cristián culiao lo iba a matar apenas lo viera.

—Perdón tía, es que a mi hermano se le cruzan los cables a veces.—expliqué apenada, no sabía que wea le había dado ahora y qué buscaba con el Alonso, pero no debía ser nada bueno.

—Tranquila mi niña, si estas cosas pasan más de las que una quisiera. Siempre vienen a buscarlo con ese sobrenombre tan horrible... Me da hasta vergüenza ver a los vecinos porque ya lo conocen como eso.—negó con la cabeza, aprovechó que los niños se habían puesto a jugar con las figuras del Alonso para sentarse a mi lado.—Ay Katita ¿Te duele mucho?

me apresuré a negar, igual con las curaciones del weon del Alonso ya se me había pasado un poquito.

—No, tía. Su hijo me limpió.—asentí con la cabeza inocente, como si nada más hubiese pasado.

supiera que estuve a punto de comerle el hocico a su hijo y probablemente me despediría.

—Ah sí... Es medio brutito el Alonso, pero es por el ambiente en el se vio envuelto desde pequeñito... Con su papá y luego siguiendo los mismos pasos.—se desahogó, por un momento me pareció ver sus ojos cristalizarse, pero tal vez fue una ilusión óptica.—Si yo me hubiese hecho cargo en vez de estar llorando, el Alonso sería un chiquillo normal.

se me formó un nudo en la garganta de solo pensar en el Alonso de chico.

admito que yo siempre tuve mis prejuicios acerca de él y lo que hacía, nunca intenté comprenderlo, la verdad es que yo pensé que era de caprichoso o de creerse vio.

no supe que decirle por lo que solo tomé su mano e intenté darle el mayor confort posible.

el sonido de vidrios quebrándose hizo que las dos nos sobresaltáramos, preocupada me levanté de inmediato.

si era el Cristián, le iba a dar una patada en los cocos por aweonao.

—Voy a ver ¿Ya? Quédense aquí.—les di una sonrisa a los tres antes de cerrar la puerta tras salir.

día culiao raro

con el corazón en la boca bajé imaginándome lo peor, pero cuando salí me encontré a cuatro weones intentando calmar a un borracho de quien sabe donde salió.

—Puta viejo culiao, elegiste el peor momento.—escuché hablar al Cristián.

—¿A quién le deci viejo culiao, hijo del pico?—se picó a choro el viejo y tomó la botella quebrada del piso para amenzarlo, el Cristián y dos weones que reconocí como sus amigos se echaron atrás.

COGOLLO CULIAODonde viven las historias. Descúbrelo ahora