VEINTICUATRO

1.6K 157 54
                                    

Katalina (1/3)

iba a matar a la Danae por elegirme el outfit y me iba a matar a mí por haberle aplaudido en vez de negarme.

el viento frío de la noche de invierno me tenía la piel de gallina y por mucho que quisiera fingir que estaba bien, no podía evitar tiritar de vez en cuando.

—¿Cómo quedaste?—pregunta con un toque de emoción en su voz, parece mucho más feliz que antes.—¿Queri otro?

aunque la oferta me pareció tentadora, si me zampaba otro probablemente me daría sueño.

—Los mejores completos de la pobl.—le di pulgar arriba a lo que él me respondió sonriendo de lado.—Pero quedé bien.

—Pa la próxima.—se levantó y tomó las botellas y los posa completos para ir hacia el carrito de la tía Sole.

me quedé ahí sentada intentado calmar los bichos revoloteando en mi estómago y con una sonrisa de imbécil.

pensar en una próxima vez viéndolo comer un completo me parecía lo más romántico.

tal vez me estaba volviendo loca

avancé hacia el Alonso que conversaba animadamente con la tía, aproveché de darle una mirada de arriba a abajo.

traía unos jeans baggy azul marino y agradecí mentalmente que no fuera de los que usara pitillo a mitad de raja.

de hecho, siempre se vestía bien hasta en el liceo tenía el medio estilo.

tenía cero dudas de que veía al contardito

—¿De verdad que te gustó el completo, Katita?—la primera en notar mi presencia fue la tía que hizo a un lado al pelinegro para que me diera espacio de estar frente a ella.

—¡Sí, estaba wenísimo!—no pude ocultar la emoción en mi voz.

al sonreír se le formaron varias arrugas alrededor y me causó tanta ternura porque me recordó a mi abuelita por parte papá, lo único bueno que me había dejado ese viejo.

—Voy a buscar algo al auto, ya vuelvo.—aviso el Alonso, pero ninguna lo pescó porque la tía me empezó a contar su receta de mayo casera.

había notado que al Alonso no le gustaba no ser integrado en la conversación y ponía cara de taimado cuando eso sucedía.

no había notado que me había quedado pegada viendo la espalda del pelinegro alejarse hasta que sentí la risa de la tía.

—Hacen una bonita pareja.—comento con cariño.—Es la primera vez en años que trae a alguien, casi siempre viene solo a comer con esa carita de amargado que tiene.

¿Cómo primera vez en años? ¿O sea que me había mentido al decirme que era la primera?

—Ah... Siempre anda con esa cara fea.—me encogí de hombros, preferí hacer caso omiso a lo que había dicho al inicio y fingir que no me había mentido.

—Es cierto, pero hoy no.—me regaló una sonrisa tierna.—Hace tanto tiempo que no lo había visto sonreír, ni reír como ahora... Puede que no lo parezca Katita, pero sigue siendo un niño.—algo en su mirada cambió y por ello sentí mi corazón apretarse.—Uno que está muy herido.

no sé porque, pero me entraron las ganas de llorar. Yo no conocía el lado vulnerable del Alonso todavía, pero por cómo hablaba ella podía presentir que cargaba con más penas de las que debería.

—¿Usted lo conoció antes de que fuera así?

—Sí, aunque siempre ha sido pesadito.—se rió.—El Alonso me dijo que eran solo amigos... Pero ¿Te gusta él, Katita?

COGOLLO CULIAODonde viven las historias. Descúbrelo ahora