CATORCE

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Katalina

me duele hasta pensar.

la pena ya se me había pasado un poquito, y le había dado paso a la rabia.

tenía ganas de agarrar a cada una de las weonas y vengarme de la peor forma posible, ya no quedaba nada de good vibes en mi interior, solo hay odio y rencor.

mi mejilla se mantenía apoyada en el hombro del Alonso mientras él caminaba lentamente. Cada paso lo daba con cuidado y cada toque lo hacía con suma delicadeza, que eso me enterneció. Al parecer si tiene corazón el weon.

no sé cuánto tiempo habrá pasado porque estuve sumida en mis pensamientos la mayor parte del camino, pero ya estábamos frente a la casa del Alonso.

cuando entramos el Alonso me dejó en el sillón y luego se fue escaleras arriba con la Margarita detrás de él.

en cambio, el Sebastián se quedó frente a mí mirándome con curiosidad, sus manitos tomaron una de las mías y la llevó a su cabeza.

—Mi mami siempre me dice que así se quita la pena de otro.—su voz bajita hizo que se me apretujo el corazón al escucharlo.—Es una transferencia.

le intenté sonreír, pero el dolor me imposibilitó.

—Gracias.—arrugó su nariz y se quedó ahí, con mi mano sobre su cabeza.

el dolor de a poquito iba pasando a segundo plano y sentí mucha ternura porque viniendo de él significaba el cielo.

cuando bajó el Alonso se quedó sorprendido al vernos y me miró de una forma que no supe entender, mas no parecía ser algo negativo, al contrario.

—¿Por qué no te vai a bañar y luego te curo las heridas?—dejó una toalla en mis piernas y señaló las escaleras.

—¿Me estai diciendo hedionda?—intenté bromear, pero él no se rió.

que es fome

—Sí.—asintió con la cabeza y me hizo una seña. Que lo dijera tan serio me hizo olfatearme disimuladamente, en efecto estoy pasada a huevo.

me reí por lo bajo y miré al Seba.—Gracias por tu transferencia, me siento mucho mejor.

el niño sonrió y se quitó mi mano de la cabeza.

apenas me paré un tirón de dolor azotó mi cuerpo dejándome inmóvil, consciente de que los dos hombres me miraban intenté caminar sin quejarme, no quería que se preocuparan más. Sobre todo al mayor que parecía afligido cada vez que me miraba.

en vola era la culpa por tratarme mal antes.

jejeje que se siente mal nomás entonces

cada paso que daba me recordaba a las weonas, las patadas y combos que había recibido.

después de esto me voy a meter a karate o taekwondo, alguna wea así para defenderme y que nadie más me hiciera lesa.

me asusté cuando me interceptó la Margarita, en sus manos tenía tres botellas: Shampoo, acondicionador y jabón de bebé.

que tierna

—Toma Kati, para que te bañes.—me extendió sus cositas y me regaló una sonrisa.—Mi Nano me dijo que te pasara esta ropa.—me extendió una polera y un short de buzo de hombre.

a veces se me olvidaba que ella tenía solo cinco años porque por como habla una piensa que es mucho mayor de lo que realmente es.

—Gracias, Maggie.—le hice cariño en el pelo.

COGOLLO CULIAODonde viven las historias. Descúbrelo ahora