«Y cuando me besa, sostiene mi cara con ambas manos como si fuese la luna».
Ron Israel.
Abril, 2020
📍Los Ángeles, CA, Estados Unidos.
La luz del día me despertó, cuando abrí los ojos descubrí que estábamos en la terraza del tercer piso. Las puertas dobles de vidrio estaban entreabiertas y por eso la brisa fría de la mañana nos acariciaba. El día estaba gris, por lo que el sol tampoco nos hacía compañía hoy. Supongo que por eso Adelinne sigue dormida. Por eso, o porque está de cara a mí con la manta cubriéndola hasta sus mejillas.
Su respiración me hace cosquillas en el cuello, y su calor corporal me da ganas de seguir durmiendo, pero ya debería estar levantado, aunque sea sábado. Suspiré y con desgana me alejé de Adelinne para levantarme de la tumbona, recogí los bóxers del suelo y me los puse una vez que me levanté. Reuní todas las prendas regadas en el suelo y las dejé sobre otra tumbona para poder recogerlas después. Me volví hacia Addy que no había notado mi ausencia, me incliné sobre ella y la envolví bien con la manta para después levantarla en mis brazos. Se removió y refunfuñó un poco, pero enterró la cabeza en mi pecho y siguió durmiendo. Bajé las cortas escaleras hasta el segundo piso y fui a mi habitación para dejarla suavemente en la cama. La luz no había llegado, así que la dejé solo con la manta cubriendo su cuerpo. Me incliné sobre ella y besé su mejilla y su frente antes de ir al baño.
Para cuando salgo del baño Addy está acostada boca abajo, apretujando la mejilla contra mi almohada. El simple hecho de saber que incluso dormida me busca, hace cosas dentro de mí que no sabía que podían pasarme. Con un suspiro camino hacia el vestidor y busco un short deportivo, me lo pongo y salgo de la habitación directo a la cocina para buscar una botella de agua.
Me detengo frente al mostrador bajo el arco de la cocina y recojo el correo que tiene días ahí. Rose me dijo que se había amontonado, pero no le presté atención. Revisé rápidamente entre los recibos y los estados de cuenta de la casa, era lo único que llegaba por correo a esta dirección. Lo demás, solo se enviaba a la oficina. No encontré nada importante hasta que vi un sobre amarillo pequeño. Fruncí el ceño y lo abrí. Para mi sorpresa, decía lo mismo que el mensaje del domingo.
Tic Tac. Tu tiempo se estaba acabando, King. Disfruta mientras puedas.
Mi ceño se profundiza aún más y tengo que sostenerme de la encimera con fuerza para poder mantener el control. ¿Qué cojones es esto? ¿Qué demonios significa eso? Siento la ira empezar a hacer de las suyas en mi sistema y mi cabeza empieza a trabajar contra reloj. ¿Quién está haciendo esto? Quizás se trata de una broma o algo por el estilo.
Reviso con rapidez el sobre y le doy vuelta a la nota. No hay remitente. Ni dirección. Mucho menos alguna estampilla. Nada.
Tendría que hablar con Anthony y buscarle la explicación a todo este asunto.
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Claroscuro
Romance«El arte no es algo que se pueda tomar y dejar. Es necesario para vivir». Oscar Wilde. Adelinne Lewis tiene la vida resuelta, o eso creía. Con el corazón roto y dos maletas llenas de ilusiones y esperanzas muertas, vuelve al lugar que fue su hogar d...