49. Me quedaré contigo siempre.

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«Hay partes de mí que solo existen cuando estoy contigo»

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«Hay partes de mí que solo existen cuando estoy contigo».

Ron Israel.

Agosto, 2020

📍Los Ángeles, CA, Estados Unidos.

Es cierto que ser dependiente de una persona es enfermizo, pero es inevitable no crear un vínculo emocional y físico con la persona que amas. También es cierto que, incluso cuando se es independiente en una relación, hay ciertas cosas que no puedes hacer o sentir si no es acompañado. No soy dependiente, eso es seguro, pero sí sé que soy más feliz cuando estoy con él.

Mi querido Arturo. Lleva dormido desde la tarde del martes. Es viernes por la mañana y sigue igual. Al menos, para mí sigue estando igual. Los doctores están asombrados con la facilidad y rapidez con las que sus heridas y laceraciones están sanando. Dicen que tarde o temprano despertará, ya que su hemoglobina ha subido y se ha estabilizado. Eso es lo peor que he escuchado, porque ahora estoy más ansiosa. No veo la hora en que se despierte.

No me he movido de su lado, he sostenido su mano desde que llegué aquí y lo vi. He hecho paradas rápidas al baño y para comer —obligada, por supuesto, dado que Rose, papá, Molly, Anthony, Sasha y hasta el mismísimo Edward me han traído comida o me han llevado a la cafetería del hospital—, pero más allá de eso, me he quedado aquí. No pienso irme.

Rose trajo dos bolsos, uno para Arturo cuando despierte y otro para mí, ya que no pienso apartarme de su lado. Me he aseado constantemente en el baño privado que está en esta habitación, o lo he intentado ya que el espacio es bastante reducido. Me convertí en una ladrona al sacar una sudadera gris con capucha del bolso de Arturo. La prenda llevaba su olor, lo que me hacía las cosas más fáciles. Tenía un aspecto terrible según Hedwig y Blue, que vinieron un día y se ofrecieron a cuidar de Arturo si yo prometía ir a casa, darme un baño y cambiarme de ropa.

No lo hice, por supuesto. Me quedé ahí, con unos leggings negros, la sudadera de Arturo, unos calcetines de colores y unas pantuflas peludas que había comprado hace unas semanas atrás y que Rose había metido en mi bolso.

Las veces que he salido de la habitación son excepciones para que las enfermeras y los médicos puedan revisarlo y limpiarlo. Me he pasado horas y horas viéndolo, preguntándome cuándo despertará. He llorado demasiado, por supuesto, y se nota. Tengo los ojos hinchados y enrojecidos, ojeras prominentes y estoy más pálida que un maldito fantasma.

Estoy cansada, sí, pero no quiero dejarlo.

Las visitas se duplicaron. Brad llegó, incluso varios sujetos trajeados llegaron a preguntar por Arturo. Los noticieros y los periódicos nos tienen en la mira, pero Anthony se ha encargado de que respeten nuestra privacidad. Stella y Colton lanzaron un comunicado de prensa haciéndoles saber a los medios de comunicación que no estamos en momentos de hacer entrevistas o responder preguntas. Incluso vino un detective privado que Anthony contrató para hacerle seguimiento al caso, pero yo no quería verlo. Saber que la policía estaba involucrada solo me hacía recordar lo que había pasado y me daba náuseas.

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